ISSN-PRINT 1794-9831 / E-ISSN 2322-7028
Vol. 20 Nº1 / Ene - Abr 2023 / Cúcuta, Colombia
“Creo que los sentimientos se pierden en las palabras; estos deberían destilarse en acciones que produzcan resultados”
- Florence Nightingale
Cuando se tiene en el presente el avance de la ciencia, la innovación tecnológica, los esfuerzos de la medicina por ser cada vez ser más especializada, y extender al ser humano todas las posibles nuevas alternativas para tratar una afección, se puede indicar sin temor a la equivocación que en salud se está avanzando.
Es por ello que la Enfermería, como ciencia de la salud, debe de esforzarse en el ejercicio diario, a la compresión y manejo de la innovación en la atención, pues las condiciones para prestar un cuidado se complejizan, y requieren del mayor y más avanzado conocimiento y destreza para lograr los resultados, dado a que los procesos de la gestión en salud, implican no solo la inversión en recurso económico, tecnológico, farmacológico y humano, sino que conlleva a la vez el buscar la mayor condición de bienestar, hacia las personas, en las cuales se brinda tal atención.
En el presente, es por ello, que se puede indicar que la formación en las áreas de Enfermería, ha sido consciente de tal necesidad, y ha procurado el proveer a los futuros profesionales de la rama, de las herramientas y conocimientos para poder desenvolverse en esta postmodernidad de la gestión en salud.
Autor de correspondencia*
1* Enfermero Ginecoobstetra y Perinatal, Bioeticista, Asistente de la Coordinación Nacional de Enfermería, Caja Costarricense del Seguro Social, Docente del Postgrado en Ciencias de la Enfermería Universidad de Costa Rica, y Postgrado en Bioética Universidad Nacional de Costa Rica/Universidad de Costa Rica, Docente de Grado Facultad de Enfermería Universidad de Iberoamérica. allanrodriguez.a@gmail.com, 0000-0001-8679-657X
No obstante, debe de añadirse que la gestión de la salud desde Enfermería, sin importar el espacio o la latitud en la cual se desarrolle, no puede dejar de considerar que el eslabón principal del hacer profesional, por especializado que sea, es el ser humano, o en sí, para resumirlo, -la persona-, valorando desde ella, la particularidad, y ante todo su valor visto y analizado, desde la dignidad. Tal condición, permite entender, que una rama profesional, así cuente con los elementos para ser considerada como ciencia; es decir constituida por un corpus teórico, un proceso o metodología, un lenguaje común y la investigación como elemento base (1), si la misma no puede ser usada para un bien mayor, para un uso para las comunidades o las personas, ¿para qué sirve, o… para qué tenerla?
Estas preguntas, son las que deben de responderse en el día a día del ejercer desde la Enfermería, en el tanto no se puede olvidar que la esencia de esta ciencia, gira en torno de las personas, y de los procesos que la disciplina pueda realizar, para satisfacer las necesidades en salud que se presenten.
Pues se puede desde la práctica habitual, en los distintos escenarios del hacer de Enfermería, aplicar los conocimientos y destrezas de forma irrefutable, pero… ¿esto para qué…, si se olvida quien es el otro?, ¿si el trato brindado es impersonal?, ¿si se llama al usuario como objeto, cama o patología?, ¿y su atención solo se avoca al trato del cuerpo, y se olvida que las personas desde su integralidad son a la vez mente y espíritu?
¿Para qué profesionales, con tanto conocimiento y destreza?, -si no hay relaciones humanas-…si no hay sentimiento, no hay bondad, no hay capacidad de empatía por el dolor y mal ajeno.
No se desea en el ejercicio de la Enfermería, “máquinas perfectas de repetición de procesos o procedimientos”, se requiere del sentido humano, para marcar diferencia, para brindar cuidado, para gestionar salud, y proveer la atención con esa condición que realmente genera un cambio, y ayuda a las personas a lograr la efectiva recuperación de sus problemas.
Ser una ciencia a cargo de las personas, en donde se instrumentaliza la gestión en salud por medio del cuidado, no implica solo: saber, saber ser y saber hacer (2) desde lo teórico, implica capacidades de interacción, capacidad de entendimiento, y ante todo la capacidad de poder reconocer que los desequilibrios de la salud, trascienden al cuerpo, considerando a la vez elementos de la mente y espíritu, por lo que la enfermería debe de reforzar el aprendizaje y conocimiento del abordaje de estas condiciones, en tanto el cuidado desde la complejidad de las personas, debe velar por el abordaje desde la totalidad de los elementos (mente, cuerpo y espíritu) como un todo.
Para la Enfermería de hoy, es urgente superar en la práctica, el paradigma biologicista en la gestión de la salud, y comprender que, un cuidado real y efectivo, es aquel que atiende las necesidades del individuo, en consideración a todos los componentes que le conforman. Tomando para ello en cuenta que, al tratar con personas, éstas se les debe y merecen, un trato desde esta condición, brindando el respeto, y consideración a lo que significan desde su dignidad, y entendiendo que, la Enfermería no sería necesaria, sin las personas a quienes poder brindar la atención y el cuidado.
La Enfermería como lo añade Malvárez (3), tiene “el desafío de cuidar el mundo y de cuidarlo bien”, siendo que el cuidar, como acto profesional, conlleva la responsabilidad, de hacerlo no solo con destrezas y conocimiento, sino con sentido humano, …con empatía, con el saber reconocer, que la Enfermería ante las personas, conlleva como lo mencionó Levinás (4) la implicación de saber que, “El Yo ante el Otro es infinitamente responsable”, siendo que el cuidado a brindar, es la clave para la recuperación, o la desmejora, de la condición humana, elemento que supera el momento de salud, en el tanto, cualquier resultado que se obtenga de un proceso de enfermedad, marca el futuro del individuo.
El cuidado, como estrategia de la gestión de Enfermería, debe tener presente que, al ser la persona la esencia de la profesión, -debe ser brindado con humanismo-. He allí la responsabilidad, que implica el ser un profesional, pues quien no cumpla, con tal consideración, queda debiendo a la Enfermería, y debe reflexionar sobre su ejercicio profesional, en el tanto una Enfermería, sin humanidad en el trato y en el cuidado, -no es Enfermería…. Puede que se le reconozca con cualquier otra denominación, llámese técnico, ejecutante, o cumplidor de indicaciones, por que un profesional de Enfermería sin humanismo, no merece tal denominación. En el tanto, un profesional de Enfermería real, lleva en situ esa fibra del otro, lleva la responsabilidad de un cuidado integral, lleva consigo ese valor que trasciende del elemento contractual o laboral, pues sus acciones y actividades reflejan sensibilidad, sentimiento y orgullo por lo que se hace, por lo que se logra, y por los resultados obtenidos, más cuando se ha hecho lo mejor, sin importar el desenlace, y las personas usuarias de la atención lo han percibido.
La humanización es una responsabilidad directa e inherente del cuidado, y siendo que la Enfermería es la ciencia que se ha profesionalizado en el ejercicio del mismo, no puede desligar bajo ninguna circunstancia el uso de tal condición.
Se debe de entender que, “Cuidado Humanizado”, lejos de ser tan sólo una serie de actividades operativas y conductuales, está vinculado a una transformación profunda de las formas de ver, oír y comprender el mundo humano (5), donde el cuidado, no sólo sea la sumatoria de muchas acciones dirigidas, sino un intercambio dialógico entre humanos (6), destacando las características que trascienden la simple biología, para llevar a cabo un mayor entendimiento de las esferas del hombre (7). Cuidado Humano, implica el acercarse a las personas, conversar, escuchar, compartir, comprender, no criticar, asistir, y a través de la interacción dialógica, más las acciones propias particulares de la condición en salud, ejecutar las acciones para la atención de las necesidades.
El tener y practicar tales condiciones, es construir y reforzar la Enfermería, es el ejercer una ciencia con sentido y responsabilidad, es el encontrar una razón válida y pertinente para seguir subsistiendo, pues la diferencia entre las máquinas y las personas, no son las acciones o tareas, pues ambas las pueden realizar, sino el sentimiento y calidez humana, que puede suscitarse en los actos, y en las relaciones persona a persona. Y mientras tal condición siga presente para la práctica del cuidado, se puede pensar en una Enfermería de futuro, para mucho tiempo más, e insustituible.
El pensar en una deshumanización desde la Enfermería, es el negar la ciencia del cuidado en sí misma; pues una práctica que pierda la relación del contacto hacia el otro, que pierda la empatía y el valor de las relaciones entre las personas, está condenada a la desaparición. Enfermería es la responsable de las mejores prácticas del cuidado, es la ciencia donde el conocimiento, destreza, y humanidad para con el otro, deben de fundirse en sus acciones; su crecimiento, y desarrollo, pues su subsistencia depende de ello.
Pues como fuese mencionado por Hidalgo y Altamira (8) ser y ejercer enfermería va más allá de la tecnificación de procedimientos, que son instituidos por interdependencia con otros profesionistas de salud, pues la Enfermería desarrolla el sentido humano del profesional, marca al sujeto de cuidado por las experiencias, vivencias y atenciones, que lo hacen ver como ser holístico, es decir, en su totalidad.
Una Enfermería, que intenta ser y mantenerse como ciencia, sin la consideración de la persona, simplemente muere; de allí la responsabilidad de revisar las prácticas actuales en la labor asistencial, de revisar los enfoques en el nivel formativo, y de revisar desde las autoridades en Enfermería y salud, cómo se está suscitando la prestación de la atención en la actualidad, y cómo debería realmente de brindarse.
Puede ser, que al revisar a consciencia algunas prácticas, se pueda descubrir que algo se ha perdido en cuanto a la atención, que el trato humano se ha dejado de lado, y que sea necesario replantear algunas posiciones sobre los enfoques en los sistemas de salud, y de lo que se desea sean las prácticas propicias de Enfermería en dichos sistemas.
Depende de cada uno de nosotros, el dejar o no que las circunstancias y acciones varíen o no, pues como lo anotó Florence Nightingale “…los sentimientos se pierden en las palabras; estos deberían destilarse en acciones que produzcan resultados.” (9), no sirve de nada solo pensarlo, decirlo o exponerlo, pues los actos son los que realmente van a marcar la diferencia en el trato, en las acciones, y es en esa interrelación entre personas y profesionales de Enfermería, donde se puede suscitar la ciencia que se desea, y de la cual la humanización es inherente, dado a que el cuidado sin humanización, no es cuidado, y Enfermería sin estos elementos no tiene razón de ser.
Enfermería nació para las personas, por lo que debe de integrar las mejores acciones en la construcción de las labores del cuidado, por lo que la humanización como base de esta condición, es una responsabilidad directa de los profesionales. No ejercerla, es negarse a la esencia de la disciplina, es perder la Enfermería, es caer en la deshumanización, y acciones que no corresponden a los profesionales reales de esta rama del saber.
¿De que lado estás?, es la pregunta que te debes hacer al leer esta reflexión, y se espera que, estés del lado de la responsabilidad profesional, del conocimiento y la destreza con humanidad, del lado en donde se sirve al otro con dignidad, como persona desde la integralidad, pues esto es realmente la Enfermería, y es sin duda, el lado correcto y necesario, para la continuidad de la profesión y para el beneficio a los usuarios.
Bibliografía