Revista Perspectivas ISSN: 2590-9215 (En Línea)
Vol. 3 Núm. 2
Julio - Diciembre 2018
https://doi.org/10.22463/25909215.1591

Reflexiones en torno a la investigación sobre la violencia de género desde las narrativas de investigadoras en formación


Reflections on research on gender-based violence from the narratives of women researchers in training


Reflexões sobre a pesquisa sobre violência de gênero a partir das narrativas de mulheres pesquisadoras em formação

Jennifer Oliveras-Del Ríoa*, Beatriz Vigo-Riverab, Jourdan Johnsonc, Deliane Rivera-Peñad, Elithet Silva-Martíneze

Resumen

El fenómeno de la violencia de género en inmigrantes en Puerto Rico, al igual que los procesos de formación en investigación en este campo, ha sido poco estudiado. En este escrito exponemos las narrativas y los procesos de reflexión de un grupo de investigadoras en formación y su mentora sobre las realidades de vida de las mujeres inmigrantes sobrevivientes de violencia en la isla. Utilizando técnicas de investigación cualitativa desde el feminismo interseccional, las investigadoras en formación recopilaron reflexiones luego de trabajar desde el espacio de campo. Las narrativas expuestas parten de su análisis crítico del contexto desde donde se manifiesta la violencia contra las mujeres. Las mismas fueron codificadas utilizando el programa Atlas.ti. Entre los temas destacados se encuentran: las múltiples violencias, las historias compartidas entre participantes, trabajadoras e investigadoras y los diversos aprendizajes en temas de investigación. Además, se develan experiencias en el proceso de investigar a partir de su trabajo investigando este tema. De allí surgen recomendaciones para fortalecer la formación en investigación feminista e interseccional.

Palabras clave: Investigación, Narrativas, Violencia de género.

Abstract

Gender violence among immigrants in Puerto Rico as well as the processes of training in research in this field has been barely studied. In this article, we present the narratives and reflection processes of a group of researchers in training and their mentor on the realities of life of immigrant women survivors of violence on the island. Using qualitative research techniques based on intersectional feminism, the researchers gathered reflections after working from the field space. The exposed narratives were based on their critical analysis of the context from which violence against women manifests itself using the Atlas. ti program. Among the main categories are: multiple violence among women, the stories shared among participants, workers and researchers and the various lessons learned in research topics. These reflections are contextualized in the capitalist, patriarchal system where violence against women is perpetuated, context that we tie to theoreticalmethodological knowledge and experiences in the research scenario. Recommendations towards training in social work research with women are outlined from this analysis.

Keywords: Research, Narratives, Gender-based violence.

Resumo

O fenômeno da violência entre casais de imigrantes em Porto Rico, bem como os processos de formação em pesquisa neste campo, têm sido pouco estudados. Neste artigo, apresentamos as narrativas de pesquisadores em formação e sua mentora sobre as realidades vividas pelas imigrantes sobreviventes da violência na ilha. Usando técnicas de pesquisa qualitativa do feminismo interseccional, as reflexões foram coletadas após o trabalho de pesquisa em campo. As narrativas expostas são baseadas em sua análise crítica do contexto a partir do qual a violência contra a mulher se manifesta. Eles foram codificados usando o programa Atlas.ti. Entre os tópicos destacados estão: a violência múltipla, as histórias compartilhadas entre os participantes, trabalhadores e pesquisadores e as várias lições aprendidas em tópicos de pesquisa. Além disso, as experiências são reveladas no processo de pesquisa a partir de seu trabalho investigando essa questão. A partir daí, há recomendações para fortalecer o treinamento em pesquisa feminista e interseccional.

Palavras chave: Pesquisa, Narrativas, Violência baseada no gênero.


1. Introducción

Reflexividad y conciencia feminista e interseccional: elementos clave en el proceso de formación en investigación

Poco se habla del rol importante que tiene la formación en la investigación, especialmente en el trabajo con sobrevivientes de violencia de género. Entonces, es vital la documentación sobre este proceso y cómo incide en la formación de investigadoras desde el feminismo interseccional. La dualidad de investigar y reflexionar sobre el proceso, las razones para hacerlo, las vivencias desde donde ocurre esa reflexión y el análisis de un escenario, que como mujeres también es el nuestro, requiere mirarse con detenimiento. Se hace vital que en la investigación sobre violencia de género, observemos nuestro propio proceso de investigar, los significados que le otorgamos y cómo incide en el proceso de formación en la investigación social. En el caso del estudio que sirve como plataforma para nuestro análisis, la intención de desarrollar el mismo, más allá de obtener información para ampliar el conocimiento sobre el fenómeno de estudio, también se perseguía descifrar el panorama social, político y económico en el que ocurría la violencia de género entre mujeres inmigrantes. Desde allá, pretendíamos entonces establecer rutas hacia modos de acción, desarrollo de políticas públicas y prácticas desde el trabajo social que dieran paso a un accionar conjunto desde la base, o sea, con las propias comunidades con las cuales trabajamos. Entonces la investigación se asumía como herramienta para cuestionar las estructuras que perpetúan las múltiples violencias que enfrentan las mujeres (Fraser, & MacDougall, 2017; Roberts, 2013; Naples, 2012; Dominelli, 2002; De los Santos Rincón-Ramírez, 2017). Utilizando como punto de partida el pensamiento feminista y valores centrales tales como “lo personal es político”, se abrió paso a la narrativa reflexiva para elevar una conciencia que, aunque ya estaba presente, era necesario aplicarla al proceso de investigar. Más aún asume importancia tras el reconocimiento de las condiciones sociales injustas y la opresión que las mujeres hemos vivido históricamente y que vivimos en la cotidianidad. “En este sentido, podemos afirmar que los procesos de investigación son campos donde lo personal y lo político se entremezclan, con potencial para transformar las relaciones de dominación y construir vínculos más igualitarios tanto en nuestra cotidianidad como en nuestras investigaciones” (Gandarias, 2014, p.136).

Fook (2002) establece que pensar y actuar críticamente no ocurre con sólo analizar sobre las estructuras sociales que perpetúan la inequidad y la injusticia. Se trata también de profundizar en cómo inciden en la persona, y en nuestro caso, en las mujeres que investigan. Inclusive, es preciso tener presente cómo impactan nuestro propio análisis a partir de realidades que, en tantas instancias, son compartidas (Hickson, 2016). En la medida en que asumimos la reflexividad y reconocemos su valor, también nos vemos implicadas en el proceso de transformación social al que aspiramos (Brookfield, 2009; Fook & Gardner, 2007).

El que se pueda reflexionar desde una perspectiva feminista e interseccional tiene múltiples beneficios pues nutre el análisis de la información y también ayuda a la investigadora a situarse a sí misma en el proceso de estudiar la realidad de “la otra”. Bien lo explica Cuesta-Benjumea (2011) cuando afirma que la reflexividad tiene efectos tanto en el proceso de investigar, como en la persona que investiga. Dicho proceso conlleva retos y oportunidades, que pueden ser tanto intelectuales, como emocionales. Esto implica el que las investigadoras nos demos el permiso de enfrentarnos al proceso de investigar desde nuestra propia humanidad (Finlay y Gough, 2008). Por lo tanto, se hace imposible desvincular aspectos esenciales como el factor género en cómo las sobrevivientes de violencia enfrentan la misma, y de igual manera el factor género en nuestro propio análisis del proceso de investigar. Dicho proceso requiere de espacios de discusión en el acompañamiento, los cuales se presentarán más adelante. No obstante, es importante plantear que la discusión constante, y la invitación a adentrarse en el estudio de las teorías feministas sirven como base para así lograr un proceso de investigación consecuente a la contextualización desde el género. También así se podría responder de manera cónsona a las interrogantes con el estudio de la violencia de género (Stanley, 2013).

La experiencia de las mujeres dentro del contexto patriarcal, y su relación con las múltiples violencias a las cuales nos encontramos expuestas hacen urgente revelar las bases de la opresión basadas en el género, y sus confluencias con otras identidades de opresión. Desde el feminismo interseccional podemos analizar las opresiones contra las mujeres desde una mirada estructural, al igual que reconocer como intersecan con raza, etnia, clase, estatus migratorio, entre otras, y su relevancia con la investigación con mujeres inmigrantes. Siendo que el género es un factor central a la opresión de las mujeres, y en el trabajo con mujeres inmigrantes, es necesario analizarlo desde su complejidad (Magliano, 2015). Estudiar la violencia desde el género y su relación con otras áreas de sus vidas, que en sí mismas producen identidades de opresión valida la multidimensionalidad de la experiencia especialmente en contextos patriarcales, coloniales y neoliberales. Tal como lo exponen Prieto, Cabrera, Estepa y Linares (2017), al estudiar las experiencias de mujeres inmigrantes queda clara la necesidad de desafiar el orden patriarcal y así también todas las formas de dominación y opresión, pues redunda en transformación hacia diversos planos.

Siguiendo este marco epistemológico feminista interseccional en el desarrollo de nuestra investigación, pudimos entonces estudiar la violencia en reconocimiento de la inequidad, múltiples opresiones y múltiples violencias de las cuales, aunque en circunstancia diferentes, tanto participantes como investigadoras hemos sido objeto. Desde una perspectiva interseccional, conlleva reconocer los elementos de clase, raza y estatus migratorio como factores que también inciden en nuestras historias, lo cual ciertamente complejiza el proceso (Hesse-Biber, 2013). Visto desde esta perspectiva, hace sentido entonces vernos y verles desde nuestras complejidades; reconocer que desde la interseccionalidad se hace claro que mujeres que enfrentan violencias en múltiples instancias, también son embestidas por la pobreza y el discrimen por estatus migratorio. Involucrarnos en este proceso de reflexión desde una mirada feminista e interseccional puede incidir en nuestras historias individuales, y también permite honrar los momentos en los cuales nos sentimos contrariadas, dialogando sobre nuestras propias narrativas de opresión. También permite el reconocer nuestras propias contradicciones y hace así que el proceso se torne poderoso y posibilite el junte de la investigación social, el trabajo político y de resistencia para y por las mujeres, aún en toda nuestra diversidad.

Contexto

El Centro de la Mujer Dominicana (CMD) fue establecido en el año 2003 por Romelinda Grullón, trabajadora social y activista social de los derechos de las mujeres inmigrantes. El CMD es una organización sin fines de lucro y de base comunitaria el cual tiene como misión trabajar en la búsqueda de soluciones a las complejidades enfrentadas a diario por las mujeres inmigrantes en Puerto Rico (Centro de la Mujer Dominicana, 2010). El mismo brinda énfasis en las situaciones de violencia de género, agresión sexual y trauma experimentados por las mujeres inmigrantes. Los servicios especializados ofrecidos son: orientación, apoyo emocional, intercesoría legal, servicios psicológicos y de trabajo social, entre otros. Actualmente, el CMD ofrece una gama de servicios únicos a esta población en Puerto Rico.

El espacio brindado por el CMD fue uno idóneo para el trabajo llevado a cabo por las investigadoras. Era necesario que nos ubicáramos en un espacio para realizar el trabajo relacionado al proyecto de investigación, el cual era de usos múltiples. La realidad es que el mismo espacio era en sí una sala de espera, área de juego de niñas y niños mientras sus madres eran atendidas, y en ocasiones, recibidor de artículos donados, entre otros. Pese a los retos económicos y recursos de apoyo limitados, el CMD ha continuado realizando su trabajo en continua búsqueda de mejorar sus recursos y los servicios ofrecidos. La naturaleza del lugar, un tanto impuesta por las condiciones de precariedad, permitió que las investigadoras llevaran a cabo un sinnúmero de narraciones basadas en la observación, participación y acción en distintos momentos de su proceso formativo.

Las investigadoras, un grupo de cuatro mujeres (entre las edades de 22-28 años) en proceso de formación universitaria, enfrentamos transformaciones en el trayecto de esta investigación en diversas áreas de nuestras vidas. Mientras recopilábamos información para este estudio, nuestras vidas enfrentaban procesos de manera simultánea relacionados al aspecto académico y profesional. De igual manera, como humanas confrontábamos situaciones de índole personal. Además, formábamos parte de procesos de lucha, entre ellas a través del movimiento feminista, llevadas a cabo tanto en el sistema público universitario en el que cursábamos estudios, como a nivel nacional. Es en este amplio panorama que se desarrollan las vivencias presentadas. Entendíamos necesario darlo a conocer y que se tomara en consideración a la hora de analizar las experiencias y reflexiones de las que fuimos parte mientras llevamos a cabo la investigación. En este transcurso, fuimos acompañadas por nuestra mentora (investigadora principal), quien por los últimos 17 años se ha concentrado en el tema de violencias de género en Puerto Rico y Estados Unidos.

2. Materiales y método

Utilizando como ilustración el proceso para hacer un bordado de deshilado compartimos el proceso para lograr una reflexión crítica con conciencia feminista e interseccional en este proyecto. Entre los pasos fundamentales para el bordado de deshilado, se encuentra el comenzar por la parte de atrás de la tela o el tapiz, para luego romper la misma con un desbaratador y halar muy cuidadosamente los hilos. Esos hilos no se desbaratan arbitrariamente, sino que se identifican para entonces crear un diseño como resultado de esa deconstrucción. Así, desarrollamos un plan para, de manera sistemática hacer sentido de las experiencias utilizando una metodología cualitativa con un enfoque narrativo buscando dar paso a una descripción exhaustiva de las experiencias vividas. También era importante mantener presente la reflexión sobre esas experiencias. Un elemento importante era dar seria reflexión al significado que las investigadoras en formación derivábamos del proceso de investigar. El proceso requirió acercarse a la experiencia para describirla, analizarla y también mirar dicha experiencia desde distintos lentes: desde el género, la formación académica, el contexto sociocultural e histórico y el estatus migratorio de quien escribía el relato sobre sí misma, entre otras cosas. Tanto en los ámbitos de convergencia como en los de diferencia se hacía imperativo el acompañamiento para ir deshilando ideologías dominantes impuestas a través del proceso de socialización.

Cada investigadora en formación asistía con regularidad al Centro de la Mujer Dominicana (CMD) donde se recopilaba información para el estudio amplio en el cual trabajamos. Luego de la jornada de trabajo, cada cual, elaboraba un diario reflexivo en el que se relataban las incidencias del día junto con una reflexión de las mismas. Entonces, el proceso demandaba que las investigadoras en formación pudieran crear espacios para describir lo vivido y mirarlo desde un lente reflexivo y crítico. Siguiendo a Denzin y Lincoln (2008), se entendía que a través de la narrativa se podía lograr el cometido de hacer sentido de las vivencias y nuestras subjetividades. El propio proceso de narrar hacía posible develar las mismas, para así procesarlas y comprenderlas. Utilizar la narrativa como herramienta permitía profundizar en el proceso, y el hacerlo a través de escritos diarios facilitó el que posteriormente pudiéramos hacer un análisis sistemático de las experiencias y sus significados.

La intención de este ejercicio por parte de la mentora, no era convertir los productos narrativos en objeto de análisis para la investigación. Se buscaba utilizarlo como herramienta para procesar entre investigadoras en torno a experiencias y los significados, cuestionamientos y dilemas que pudieran presentarse en el desarrollo de la investigación. Sin embargo, en el camino, no solo observamos una oportunidad, sino que se convirtió en un deber unirnos en el análisis colectivo de las experiencias y lo que significaban, prestando importancia tanto a experiencias y sentimientos similares, como a los contrastes.

Como parte de esta experiencia, se recopilaron cerca de 45 relatos a lo largo de dos años. Al año de recopilar los relatos, las investigadoras en formación, junto con la investigadora principal acordamos remirar los relatos, esta vez como objeto de análisis. Tal como lo establece Cortazzi (2002), a través del análisis de relatos desde la metodología narrativa se logran analizar subjetividades tanto individuales como colectivas. Para lograr un análisis exhaustivo, utilizamos un sistema de codificación abierto y que se trabajó utilizando el programa de manejo de información cualitativa Atlas.ti. El proceso constaba de que cada una de las investigadoras releyera todos sus relatos y que se incorporara el material que se deseaba incluir como objeto de análisis. Se había acordado que si existía algún contenido que preferían obviar con el resto del grupo, así se haría. Sin embargo, decidimos utilizar el contenido de los relatos en toda su extensión. Cada una de las investigadoras realizó codificación abierta, la cual consiste en analizar los documentos línea por línea y codificar en base al contenido. Luego de este ejercicio, identificamos cerca de 160 códigos. Al finalizar la fase inicial de codificación, identificamos patrones y categorías que emergieron de los mismos. Finalmente, las sub-categorías se agruparon en categorías definidas que capturaban la esencia de los relatos. Para mantener la rigurosidad en el análisis de la información, cada investigadora se envolvió en el proceso de categorización de manera individual, y luego se compararon y discutieron de manera grupal, buscando el consenso en la toma de decisiones respecto al desarrollo de temas centrales. Este con la intención de cumplir con el principio de triangulación por consenso de pares (Patton, 2005). Las principales categorías identificadas fueron las siguientes: La sobrevivencia a las múltiples violencias y las implicaciones del sistema opresor, la solidaridad y la fortaleza como eje importante de la reflexión desde la investigación, las reflexiones a nivel personal y los sentimientos encontrados. En la próxima sección presentamos las categorías acompañadas de algunas de las verbalizaciones realizadas por las investigadoras en formación.

3. Resultados y discusiones

Análisis de las narrativas desde la resistencia a las múltiples violencias

El trabajar la recolección de datos desde el propio espacio del CMD, fue uno de los factores que nutrió nuestra experiencia como investigadoras en términos del desarrollo de conciencia crítica. El tener la oportunidad de ser observadoras, particularmente en lo relacionado a la violencia que reciben las mujeres inmigrantes en Puerto Rico y sus vinculaciones con la macroestructura que sostienen y perpetúan estas condiciones, contribuyó en el análisis crítico que pretendíamos estudiar. Por otro lado, atestiguamos la realidad de las mujeres que trabajaban con las mujeres inmigrantes, en este caso trabajadoras sociales, quienes asumían día a día su trabajo mientras el sistema entorpecía su gesta limitando sus posibilidades de apoyo por falta de recursos, violencia institucional, entre otros factores. Así lo devela la siguiente verbalización:

“Mientras realizaba el cartel de investigación que hoy presentamos y detallaba cada parte del mismo, analizaba la doble opresión que reciben las mujeres que coinciden en este espacio, pues las mismas profesionales que allí trabajan son oprimidas por parte del estado con la invisibilización del problema de la violencia de género y la necesidad de servicios, así como la falta de asignación de recursos económicos por parte del Estado. Por otro lado, las mujeres que reciben servicios, son además oprimidas doblemente, pues además de ser marginadas y explotadas por ser inmigrantes, son además sometidas a la violencia machista y encima de ello los servicios existentes son precarizados.”(Investigadora en formación, 24 años)

Son precisamente estos factores los que traen sobre la mesa la necesidad de analizar las situaciones que se presentan en el CMD a un nivel amplio. Fue en la tarea de procesar juntas que nos percatamos que muchas de las narrativas estaban analizadas desde una perspectiva macro. Tomábamos en cuenta cómo las situaciones enfrentadas por las mujeres inmigrantes en Puerto Rico, así como la realidad del CMD, estaban impactadas directamente por las múltiples formas de violencia ejercidas por el sistema capitalista patriarcal. Tal como plantea Federici (2010):

El capitalismo, en tanto sistema económicosocial, está necesariamente vinculado con el racismo y el sexismo. El capitalismo debe justificar y mistificar las contradicciones incrustadas en sus relaciones sociales —la promesa de libertad frente a la realidad de la coacción generalizada y la promesa de prosperidad frente a la realidad de la penuria generalizada— denigrando la «naturaleza» de aquellos a quienes explota: mujeres, súbditos coloniales, descendientes de esclavos africanos, inmigrantes desplazados por la globalización. (p.32)

A través de nuestra experiencia y el análisis de nuestros relatos presenciamos como dicho sistema opresor afectaba la salud física, emocional y psicológica de las inmigrantes sobrevivientes de violencia que a diario veíamos entrar y salir del lugar que posiblemente representaba su única esperanza en el país.

No podíamos pasar por desapercibido al realizar nuestro análisis el hecho de que Puerto Rico es una colonia de los Estados Unidos (EU) desde hace más de cien años. Es nuestra relación política con dicho país precisamente lo que provoca que Puerto Rico sea el receptor de una gran cantidad de inmigrantes. Esto va atado al discurso reproducido popularmente a través del cual se parte de la premisa de que en EU hay condiciones más favorables de las existentes en su país natal. Este discurso era palpable a través de las historias contadas por las mujeres que se sentaban en la misma mesa con nosotras, y así lo confirmaba una de nuestras reflexiones:

“Mientras una de ellas (participante) veía su teléfono la escuché mencionar: “qué bella es mi bandera”, mientras que la otra le respondió “son tres las bellas, República Dominicana, Puerto Rico y Estados Unidos”. Al escuchar sus palabras pude ver lo que tanto he leído en la literatura y lo que tanto hemos discutido en clases referente al sueño americano y cómo ésta es una de las motivaciones que trae a estas mujeres a nuestro país, muchas veces con la esperanza de darles “un mejor porvenir a sus hijos/as”. Esto me hacía pensar en todas las contradicciones que habían dentro de sus pensamientos y de todo el empeño que le ponen diariamente estas mujeres para alcanzar una idea que realmente no existe y la cual los EU se han encargado de inculcar...el hecho de que estas mujeres sean inmigrantes, les suma una jornada de trabajo más dentro de las que ya la sociedad les ha adjudicado por ser mujeres… la lucha que tienen que llevar en contra del Estado quienes las ven como “ilegales”.(Investigadora en formación, 24 años).

A pesar de la idea popular de que EU es un país que defiende los derechos humanos y ofrece a sus residentes oportunidades económicas, la realidad es que por el contrario, las personas inmigrantes son discriminadas y vulnerabilizadas por las leyes migratorias que impactan esas mismas oportunidades económicas por las cuales sacrifican tanto de sus vidas. Son sometidas a vivir en subordinación, ocultas y constante sentido de persecución por la mal llamada ilegalidad. Las condiciones de vulnerabilidad aumentan cuando tomamos en consideración a las mujeres inmigrantes víctimas de violencia de género. Existen remedios legales como aquéllos bajo el Violence Against Women Act. La misma otorga residencias y permiso de trabajo, así como la obtención de visa para sus hijos e hijas. Sin embargo, es importante señalar que dichas provisiones están cargadas de un sinnúmero de requisitos los cuales no necesariamente toman en cuenta las situaciones de inseguridad a las que está expuesta esta población y de esta manera fallan de limitaciones a la protección de muchas de estas mujeres. Cuando analizamos la situación que atraviesan las inmigrantes sobrevivientes de violencia debemos tomar en cuenta el hecho de que las vidas de estas mujeres están cargadas de situaciones complejas que cuentan con multiplicidad de variables como lo es la situación legal relacionada a su estatus migratorio y la falta de remedios legales, pero también la xenofobia y la falta de apoyo familiar. La violencia de género hacia las mujeres inmigrantes trae consigo elementos que pueden problematizarse desde la interseccionalidad. Cuando estudiamos dicha problemática no podemos obviar las relaciones que existen entre el género, clase, trasfondo racial y étnico, así como el estatus migratorio. Pérez, Coppe, Pérez & Trujillo (2018) en su artículo Mujeres migrantes y violencia exponen que:

Se han desarrollado un sinfín de estudios sobre migración desde el marco de la economía, particularmente desde las ganancias económicas, que se traducen en mejores condiciones de vida para las familias que se quedan en el lugar de origen. Sin embargo, abordar este fenómeno desde una mirada feminista, más humana y sensible a la problemática, nos posibilita conocer las implicaciones y costos sociales que ha traído consigo la migración…(p. 231).

Dicha invisibilización se debe en su mayoría a la normalización de condiciones como la pobreza en los estados capitalistas, así como la inequidad de los géneros establecida por estado patriarcal actual. Cuando una mujer inmigrante se enfrenta a la violencia ejercida por el sistema patriarcal desde las diversas tipologías, además enfrenta el sistema económico capitalista, esto trae consigo un sinfín de repercusiones como lo la explotación laboral y la necesidad de tener múltiples empleos, al igual que la precariedad de los mismos, carencia de servicios de apoyo, violencia y subordinación. En el caso de Puerto Rico, según Duany (1991), las inmigrantes dominicanas trabajan en su mayoría ofreciendo servicios de limpieza en el hogar o en comercios. Dicho autor expone además como las mismas tienen poco o ningún acceso a algún tipo de servicios de salud. Con relación al aspecto laboral, Duany explica como los y las inmigrantes se ven obligados a aceptar los peores trabajos ya que cuentan con salarios bajos y las oportunidades para progresar son mínimas.

En el proceso de analizar las narrativas sobresalió el que las investigadoras no imaginaban la alta incidencia de violencia de género hacia las inmigrantes en el Puerto Rico. Ciertamente, el vivir en un país que no reconoce y a su vez discrimina a las inmigrantes sobrevivientes de violencia, trae consigo implicaciones negativas para esta población. Una de las reflexiones recopiladas evidencia las condiciones sociales a las que están expuestas:

“Mientras almorzaba en la misma mesa que yo, ella narraba a una de las empleadas como siempre lleva en su cartera una tijera para defenderse… sentí mucho dolor al percibir el miedo en su voz…no conozco más que en alguna ocasión en su vida fue víctima de violencia doméstica y que es una mujer inmigrante en un país lleno de discrimen y prejuicio particularmente hacia la comunidad dominicana. El escuchar su realidad me hace pensar en la situación de seguridad tan alarmante que vive esta comunidad, particularmente las mujeres que no solo tienen en sus hombros la represión por parte del estado por su llamada “ilegalidad”, sino que además sufren la opresión a la que nos expone el sistema patriarcal como lo es la violencia de género.” (Investigadora en formación, 24 años)

La invisibilización del problema implica la precarización de servicios por parte del Estado, y se hacía palpable a través de la falta de aportación económica por parte del Gobierno a la organización.

“Desde mi primer día en el Centro he sido testigo de la necesidad que tienen las mujeres inmigrantes en nuestro país. Diariamente veo la demanda que hay de las mujeres inmigrantes víctimas de violencia de género, que visitan el centro para recibir apoyo”. (Investigadora en formación, 24 años) Aun cuando el número de mujeres que reciben servicios es uno alarmante y tomando en consideración el hecho de que es el único centro en Puerto Rico que ofrece servicios a esta población, la falta de recursos económicos afectaba los ofrecimientos de servicio. A través de nuestra inserción en la organización atestiguamos cómo se afecta la agilidad de los servicios ofrecidos, además de las condiciones limitantes del espacio donde ofrecen los mismos. Ante dicha realidad, las trabajadoras del Centro han asumido multiplicidad de luchas en defensa de los derechos de las inmigrantes. Las mismas han derivado diversas actividades para recaudar fondos de manera que las inmigrantes puedan continuar recibiendo los servicios. También atestiguamos el que el personal trabajaba horas extras sin ser remuneradas y en ocasiones podían esperar hasta tres meses para recibir los fondos destinados a salario. Aquí entonces también había que sobrevivir esta otra cara de la violencia, y en esta ocasión por parte del sistema económico y político, que aunque tiene como responsabilidad proteger derechos humanos, relegaba su responsabilidad a las organizaciones de base comunitaria como el CMD, sin ofrecer los apoyos necesarios. En nuestras narrativas este esfuerzo fue reconocido en multiplicidad de ocasiones, tal como lo ilustran la siguiente verbalización:

“…no puedo dejar de mencionar cómo esto en parte es resultado de lo que he repetido en mis reflexiones anteriores acerca de la falta de responsabilidad del estado para con esta población y la falta de asignación de fondos. Para lograr sobrevivir es necesario el compromiso, sacrificio y hasta explotación de muchas que luchan por el bienestar de otras y que creen en una sociedad más justa y equitativa…” (Investigadora en formación, 24 años)

Sin duda alguna, nuestras reflexiones estaban cargadas no solo del análisis de las violencias enfrentadas, sino que además reconocían la resistencia asumida por las trabajadoras la cual queda plasmada como un acto de solidaridad. Era éste el antídoto para sobrevivir la frustración que se derivaba de atestiguar las condiciones de desigualdad y marginación que experimentaban las participantes del CMD.

Investigadoras, trabajadoras y participantes: un sinfín de historias solidarias compartidas

Las narrativas presentadas por las investigadoras dejaron en evidencia las experiencias de las participantes del CMD. A su vez, capturaron las experiencias personales de las investigadoras las cuales estaban vinculadas con las experiencias observadas en el Centro en el proceso de indagar la información de nuestro estudio. Al iniciar la investigación la mentora incluyó como parte del proceso el que recopiláramos reflexiones individuales, sin embargo al adentrarnos en el análisis de los relatos identificamos que mientras se abordaba lo personal era necesario resaltar las múltiples historias, producto de la violencia contra las mujeres que prolifera en el contexto patriarcal, que no solo sostiene, sino que perpetúa dicha violencia. Quedó entonces evidenciado el alcance del patriarcado y su violencia presente en las narrativas entrelazadas entre las investigadoras, las trabajadoras del Centro, así como las mujeres inmigrantes sobrevivientes de violencia. Reconociendo y sobrepasando la multiplicidad de vivencias entre nosotras, existía un elemento integrador. Nuestras historias estaban vinculadas a través de la violencia de género experimentada también por nosotras, con sentimientos como la vergüenza, el miedo y la impotencia. Día a día fuimos identificando como nuestras vivencias estaban relacionadas a las historias relatadas en el CMD. Dicho análisis provocó memorias difíciles en las cuales nuestra identidad como investigadoras no podía desvincularse de nuestra identidad como mujeres cuando especialmente habiendo una vinculación a través de las situaciones de violencia. En la siguiente verbalización trasciende el sentimiento de vergüenza y miedo en torno a la violencia de género, esto a la luz de una de sus experiencias la cual re-surgió tras lo observado en el CMD:

“Aunque no debe ser así, una se siente vergüenza por haber pasado por la situación. La verdad es que me interesa saber por qué sentimos (las mujeres) esa vergüenza. ¿Siempre ha sido así?... he pasado una situación con un amigo mío... tenía miedo que me iba a violar... se trepó encima de mí y me aguantó. Yo no podía moverme y mi mayor preocupación era que la gente pasando viera porque entre ellos podría haber un conocido. Tampoco grité por la misma razón…” (Investigadora en formación, 28 años)

Las investigadoras identificaron en sus narrativas como el silencio era compartido en sus experiencias de manera similar a lo expuesto por las participantes en sus historias. La siguiente narración ejemplifica como nos identificábamos con sus situaciones en nuestras propias situaciones de vida a través de las historias de violencia:

“...lo lógico es contarle a alguien para que le ayude salir de la situación pero no lo hacemos siempre. Una de las razones es que conocemos la persona. Es difícil imaginar que una persona que conocemos y queremos podría hacernos daño. Creo que yo también estaba pensando eso mismo y que en algún momento él iba a darse cuenta de lo que hacía y dejar de hacerlo. La realidad es que él me lo hizo dos veces y en las dos ocasiones salí yo enojada, con miedo y molesta.” Investigadora en formación, 28 años)

“En varios expedientes, las mujeres contestaron que habían pasado por todos los abusos en la lista. Estos incluyen amenaza, tanto a la mujer como sus hijos con un arma. Me quedé mirando el expediente con la boca abierta. Claro, yo sabía que esas cosas pasan, hasta yo misma he experimentado abuso, pero al leer la experiencia concreta de una mujer me impactó…” (Investigadora en formación, 28 años)

La intersección entre género y raza se hizo palpable en la vinculación entre las investigadoras en formación y las inmigrantes víctimas de violencia. Este fue el caso de una de las narraciones, donde una de las investigadoras reflexionaba sobre cómo su trasfondo racial le conectaba con muchas de las participantes del CMD, que en su mayoría son mujeres negras.

“Curiosamente una de ellas al verme me preguntó si estaba dejándome crecer el pelo al natural (rizo-afro) lo cual me pareció fascinante porque ella también lo está haciendo y sin ni siquiera saber nuestros nombres pudimos conectarnos desde nuestra experiencia con el pelo...lo cual me pareció muy sugerente ya que en mi curso de investigación, me di la tarea de someter una propuesta para investigar el impacto y la significación que tiene el alisado para las mujeres negras en P.R. De este modo tanto su rostro, como la charla que tuvimos me hicieron reafirmar la importancia y el valor que tiene haber decidido hacerme parte de la experiencia de investigación para lograr un perfil de estas mujeres y de haber escogido esa temática para estudiar en mi curso.” (Investigadora en formación, 22 años)

La solidaridad se hizo presente desde diversos espacios y experiencias que tanto las mujeres como nosotras experimentamos en el centro. Las narraciones son ejemplo de cómo las mujeres inmigrantes se brindaban apoyo y fortaleza entre sí constantemente.

“Es inevitable no darse cuenta del dolor que cargan estas mujeres cuando le abres el portón de entrada y ves lágrimas en sus ojos o cuando mientras están en la sala de espera, mismo lugar donde estás entrando los datos, escuchas sus historias. Historias de lucha, pero sobre todo, historias de fortaleza. Nunca he visto una mujer decir “no puedo más”, siempre, por más situaciones que lleven en sus espaldas tienen una fortaleza increíble y ganas de continuar luchando. Son, más que todo ¡mujeres luchadoras!” (Investigadora en formación, 26 años)

Al analizar la relación existente entre las trabajadoras del Centro y las mujeres participantes, se pudo apreciar un gran sentido de solidaridad. Se apreció constantemente el compromiso y el sentido de empatía de parte de las profesionales, tales como la trabajadora social, intercesora legal y directora, con ellas. En ese sentido reflexionamos:

“Mientras escribo esto han llegado alrededor de cinco o seis mujeres. Llegan y rápido preguntan por Noelia, Noelis o Romelinda y me llama mucho la atención el cariño con que lo hacen. Se saludan con besos y abrazos. Se preocupan unas por las otras y es evidente la empatía y la solidaridad que permea en sus relaciones. Definitivamente es un trabajo hermoso el que se realiza y que se refleja en las palabras, en el tacto, en la preocupación, la empatía, la solidaridad y cariño entre todas estas mujeres… No estoy exactamente segura de lo que ella hace pero sé que hay mucha solidaridad…” (Investigadora en formación, 22 años)

“…el saber que en mi país existe gente solidaria y que apoyan a esta mujer me da mucha fortaleza para continuar luchando. Aunque falta mucho por hacer, las luchas que se han dado no han sido en vano.” (Investigadora en formación, 26 años)

Aprendizajes en temas de investigación y de la vida

Otro de los aspectos a través del cual se hace palpable la colaboración incondicional lo fue entre las propias investigadoras en formación. Si algo marcó nuestra experiencia fue el vernos como un equipo de investigación, más que como investigadoras. Las siguientes verbalizaciones son ejemplo de vivencias desde la solidaridad, las cuales a su vez fueron causantes de evocar sentimientos positivos.

“Decidimos trabajar en equipo y mientras una dictaba los datos la otra hacía la verificación en la plantilla de SPSS. Debo decir que disfruté mucho de este proceso porque mi compañera tenía ciertos trucos para agilizar el proceso que yo evidentemente por mi apatía a la tecnología desconocía.” (Investigadora en formación, 28 años)

“Más allá de plantillas en SPSS, de cuestionarios, de entrevistas, de mujeres, de víctimas o victimarios. Este elemento de solidaridad me hizo rescatar lo importante que es el trabajo que, como iniciativa de la profesora y mujeres fuertes, luchadoras y con una gran capacidad para ponerse en el lugar del otro, se ha estado realizando. Me ubico a partir de mi experiencia como parte de este trabajo y continúo intentando comprender el máximo la responsabilidad tan grande que tengo al ser parte de. Este día fue uno lleno de mucha satisfacción y alegría.” (Investigadora en formación, 26 años)

Evidentemente nuestra experiencia de formación fue una completa, cargada de mucho aprendizaje, además de proveernos un espacio para desarrollar nuestra conciencia acerca de cuán complejas pueden ser las realidades de las mujeres inmigrantes sobrevivientes de violencia de género en el país. En este contexto es donde todo adquiere sentido, y en el cual crece aún más el entendimiento de solidaridad como elemento esencial al apoderamiento de las mujeres. Resalta también como fuente de energía para continuar realizando el trabajo en la investigación, que ciertamente podía estar cargado de coraje, tristeza y frustración al tener de frente los estragos de la violencia en la vida de las mujeres inmigrantes. Fueron muchas las experiencias y los momentos sobre los cuales reflexionamos, destacando las siguientes:

“Antes de irme, una de las mujeres voluntarias me pidió “pon” para poder llegar a su casa con una compra que le había donado el centro … Durante el camino, la mujer narró varias experiencias, entre ellas lo mucho que caminaba diariamente para accesar los servicios básicos pues la transportación pública no es accesible a su vivienda. Luego de contarme su osadía, me dijo cómo había gente solidaria en nuestro país, que no la dejaban sola y me reconoció como una de ellas. Dijo que como yo hice hoy al llevarla a su casa solidariamente, día a día se encontraba con personas que la apoyaban y no la dejaban sola. Me explicó además, que tomaba clases para aprender a leer y escribir en una iglesia y que había encontrado mucha gente que la apoyaba en este espacio. (Investigadora en formación, 24 años)

“Me quedé pensando en la sonrisa de Romelinda en la mañana contrastada con tanto trabajo y tanta carencia para realizarlo. Es increíble porque refleja el compromiso, la valentía y el esfuerzo tan grande que se realiza para poder ayudar a estas mujeres. Bien dice mi mamá que “aquel que ama lo que hace, nunca tiene trabajo”. Es digno de admirar y de valorar.” (Investigadora en formación, 28 años)

Contreras y Trujillo (2017) reconocen “el papel de la experiencia de las mujeres como parte constitutiva de las interacciones cotidianas que debiesen ser estudiadas desde el punto de vista de género pues, históricamente, han sido canceladas o leídas desde prismas patriarcales que las han deformado y/o utilizado como herramienta para el mantenimiento del status quo”. (p.147) En nuestra experiencia el valor de las reflexiones en el momento en que se escribieron y re-mirarlas luego tomaba especial importancia en el proceso de investigar. Lo que experimentamos al vernos reflejadas en la historia de la otra y asumir solidaridad, convirtiéndola en nuestra, en la de nuestras madres, hermanas, amigas, el análisis del momento se quedaba corto hasta que era compartido entre las compañeras del proyecto. Luego de escribir las reflexiones para entonces analizar lo que habíamos escrito, lo natural era que asumiéramos el continuar escribiendo como un ejercicio necesario y en muchas instancias, sanador.

4. Conclusiones

Dar importancia al proceso, y honrarlo, no siempre se considera un elemento fundamental en los procesos de indagación académica. Por el contrario, es el resultado final lo que tiende a guiar el quehacer científico en diversos escenarios académicos. No obstante, la reflexión crítica puede ser coyuntural en la investigación social, y en especial cuando se estudian fenómenos que han sido nefastos para nuestras historias individuales y colectivas. Es por esto que en la formación de investigadoras donde se enfatiza en el tema de estudio, porqué y cómo se investiga, no puede verse dicha reflexividad como algo lejano. A través de esta narrativa, producto de la reflexión se provee ese espacio necesario de valorar la humanidad de quien investiga, enriqueciendo así la propia investigación.

El Estado propicia una ciencia articulada en función de los dispositivos de poder que subestima el carácter dialógico del quehacer investigativo, aun en las ciencias sociales. Sin embargo, quien asume la labor investigativa feminista e interseccional y asumiendo las complejidades de lo humano y lo social, debe dar cuenta y destacar la importancia de atender y valorar el proceso. Como bien exponen Fraser y MacDougall (2017), el utilizar las narrativas feministas obtenidas en los procesos de investigación presentan un desafío para las investigadoras, al enfrentarse al proceso de investigar y a sus propias subjetividades también marcadas por opresiones vividas dento del contexto patriarcal. Sin embargo, argumentan cómo dicha metodología ofrece a las investigadoras, especialmente en trabajo social, beneficios y posibilidades reales orientadas a la práctica. En esta misma línea, Fulladosa (2014), expone cómo la reflexión feminista aporta al conocimiento hacia la práctica. De esta manera el promover espacios de reflexión en la formación y desde la acción de investigar cimienta las bases para la praxis. Así podemos hacer posible la investigación feminista e interseccional cónsona en las ciencias sociales que, para asegurar aportaciones importantes y congruentes de la experiencia humana, de cara a la multiplicidad de fenómenos sociales que enfrentamos en nuestros países. Es ante este panorama que se hace vital que las investigadoras, en nuestro rol de estudiosas y en reconocimiento de nuestra propia humanidad podamos identificar y profundizar respecto a las complejidades del entramado social que estudiamos, y del cual somos parte.

La experiencia de formación en investigación, inmersas en el estudio de la violencia contra las mujeres y también en alianza con una organización de base comunitaria también requería reflexionar sobre el esfuerzo conjunto en estos espacios y cómo se desarrollaba una relación de alianza. Esto nos hizo cada vez más conscientes de cuáles eran nuestros roles, nuestra responsabilidad y de cómo, a partir de estos formábamos parte de ese equipo y que nos convertía también en parte del Centro de la Mujer Dominicana. Falcón (2016) expone que el trabajar en nuestro proceso de investigación de manera colaborativa nos permite alejarnos del modelo epistemológico imperialista, abriendo espacios para cultivar metodologías feministas descolonizadoras. Por esto, la experiencia permitió entender la relevancia que tiene el proceso de indagación desde la investigación. Así también pudimos repensar y evaluar los acercamientos que utilizamos, haciendo posible el proceso de integración a las dinámicas de relación personal, cotidiana y profesional con la organización, y por consiguiente en el propio proceso de investigar.

Harding (1998) plantea la importancia de reconocer y exponer dentro de la reflexión feminista desde donde partimos como investigadoras. Expone como una de las cualidades vitales de los estudios feministas el que las investigadoras no se visualizan alejadas de lo que se pretende conocer. A partir de allí formamos parte del proceso. Esto implica reconocer nuestras visiones preconcebidas acerca de lo que queremos conocer y nos presenta como humanas aún en nuestro rol de investigadoras. El ejercicio de reflexionar conscientes del proceso, tanto de manera individual como colectiva, y el emplear la narrativa como herramienta para facilitar dicha reflexión, sirvió para hacer sentido de lo que transcendía en nuestras subjetividades como académicas, y como mujeres a raíz de la experiencia de investigar. Reflexionar sobre el proceso, visto como central a nuestra responsabilidad, a la vez que también remirábamos nuestra subjetividad servía de brújula en los momentos en los que nuestras historias se veían en el reflejo de las mujeres participantes del estudio. De igual manera asumía importancia el contar con la oportunidad de incluir en la formación espacios para aprender tanto lo teórico, como lo metodológico. Ampliar sobre lo específico de la investigación para también honrar los procesos desde la trastienda permitió reafirmar la necesidad de asumir la investigación que cuestiona las estructuras sociales, políticas y económicas que perpetúan las múltiples violencias contra las mujeres, ocupando espacios para pensarlos, definirlos y transformarlos.

Al revisar la literatura identificamos que no existen estudios similares al presentado en este artículo, particularmente en lo relacionado al aspecto de la formación en investigación. En reconocimiento de lo anterior, no pretendemos generalizar a través de los resultados de este estudio. En el proceso de investigar identificamos las áreas a mejorar del proceso. Tomando en cuenta la ingerencia del proceso de investigación en las trabajadoras del centro, entendemos hubiera sido idóneo el integrar sus reflexiones como parte del análisis de este estudio. Esto permitiría una perspectiva amplia desde la mirada de quienes laboran a diario y aún más de cerca con las participantes. La realización de esta investigación nos demuestra la necesidad de realizar estudios similares los cuales envuelvan el ejercicio de la reflexión desde el espacio de campo. Enriquecería el proceso el que se realicen estudios de esta índole los cuales cuenten con una mayor participación de asistentes de investigación. Esto permitiría la realización de futuras investigaciones comparativas con estudios similares al presentado.

Es importante destacar la visión de trabajo colaborativo desde la academia y la organización de base comunitaria que se desarrolló a lo largo de este proyecto, un aspecto en el cual en definitiva el espacio académico tiene mucho camino por recorrer. Además, siguiendo la línea del aspecto colaborativo, como investigadoras en formación nos sentimos parte de todos los procesos del estudio, visión la cual no es común identificar en las investigaciones llevadas a cabo en escenarios académicos donde nos formamos. Es en esta dirección a donde va dirigida la mayor aportación de esta investigación. En definitiva, se trata de poner cuerpo a las incertidumbres, habitar las incomodidades que se nos presentan y generar trayectorias de investigación espirales y no tan lineales, que transformen las intrínsecas relaciones de poder que atraviesan la producción de conocimiento (Gandarias, 2014, p.137). El proceso de deshilar concepciones impuestas de lo que deben ser las investigadoras desde la academia también sirvió para redimensionar la ética y el rigor en la investigación. Esta experiencia hizo posible que se afianzara el proceso como uno también de resistencia.


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a*Magister en Trabajo Social, jennifer.oliveras@upr.edu, ORCID 0000-0001-6093-9034, Universidad de Puerto Rico, San Juan, Puerto Rico.
*Autor para correspondencia Jennifer Oliveras Del Río jennifer.oliveras@upr.edu

bMagister en Trabajo Social, beatriz_vigo_rivera@yahoo.com, ORCID 0000-0002-6334-6661, San Juan, Puerto Rico.

cMagister en Trabajo Social, jjohnsonglenney@gmail.com, ORCID 0000-0001-6652-2168, Rio Grande do Sul, Brasil

dBA, deliane.rivera@upr.edu,ORCID 0000-0002-3857-6123, Universidad de Puerto Rico, San Juan, Puerto Rico.

ePh.D., Magister en Trabajo Social, elithet_silva@yahoo.com, ORCID 0000-0001-9688-1049, Universidad de Puerto Rico, San Juan, Puerto Rico.


Recibido: Febrero 01 de 2018 - Aceptado: Junio 15 de 2018
Forma de citar: Oliveras, J., Vigo, B., Johnson, J., Rivera, D. & Silva, E. (2018). Reflexiones en torno a la investigación sobre la violencia de genero desde las narrativas de investigadoras en formación. Perspectivas, 3(2), 72-85.

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