Leidy Liset Pacheco Pacheco , Karen Angélica Flórez Salgado
Gamificación y educación financiera: Una revisión de enfoques pedagógicos para la enseñanza en secundaria
Gamification and financial education: A review of pedagogical approaches for teaching in secondary schools
Leidy Liset Pacheco Pacheco 1, Karen Angélica Flórez Salgado 2
1 Grupo de investigación Educare , Universidad Umecit Panamá, Panamá, Orcid: https://orcid.org/0009-0006-9675-0907, Email: leidylisetp@gmail.com
2 Grupo de investigación Educare, Universidad Umecit Panamá, Panamá, Orcid: https://orcid.org/0000-0002-2801-7678, Email: karenflorezsalgado@gmail.com
Cómo citar: Pacheco Pacheco, L. L. (2025). Gamificación y educación financiera: Una revisión de enfoques pedagógicos para la enseñanza en secundaria. Revista Científica Profundidad Construyendo Futuro, 22(22), 145–164. https://doi.org/10.22463/24221783.5064
Resumen
La educación financiera ha ganado importancia pública en los últimos años como los elementos idóneos para conformar a ciudadanos capaces de enfrentar situaciones económicas de un mundo globalizado. En este sentido, la gamificación ha pasado a ser una de las nuevas estrategias de enseñanza-aprendizaje que transforma la educación utilizando dinámicas del juego que desarrollan la motivación y el compromiso de los alumnos. Desde un análisis sistemático de la literatura científica a partir de bases de datos indexados, el presente estudio examina las metodologías, los efectos y los problemas ligados a la implementación de la gamificación para enseñar educación financiera en la educación básica secundaria. Los resultados muestran que, aunque la gamificación puede facilitar la reducción de la distancia entre los conceptos financieros y los estudiantes, y ayudar a poner en práctica habilidades para gestionar lo económico, también se encuentra condicionada por elementos estructurales como la poca preparación del profesorado, una escasa dotación de recursos tecnológicos, o la falta de un curriculum adecuado. Con todo, se concluye que la gamificación puede ser una buena propuesta para trabajar en los procesos para favorecer la alfabetización financiera, pero también necesita de un diseño instruccional estudiado y de evaluaciones rigurosas que aseguren el impacto educativo que se busca
Palabras claves: Aprendizaje significativo, Educación financiera, Estrategias didácticas, Gamificación, Innovación pedagógica.
Abstract
Financial education has gained public importance in recent years as the ideal elements to shape citizens capable of facing economic situations in a globalized world. In this sense, gamification has become one of the new teaching-learning strategies that transforms education by using game dynamics that develop students’ motivation and commitment. From a systematic analysis of the scientific literature from indexed databases, the present study examines the methodologies, effects and problems linked to the implementation of gamification to teach financial education in secondary basic education. The results show that, although gamification can facilitate the reduction of the distance between financial concepts and students, and help to put into practice financial management skills, it is also conditioned by structural elements such as the poor preparation of
teachers, the lack of technological resources, or the lack of an adequate curriculum. All in all, we conclude that gamification can be a good proposal for working on processes to promote financial literacy, but it also requires a studied instructional design and rigorous evaluations to ensure the desired educational impact.
Keywords: Financial Education, Gamification, Meaningful learning, Pedagogical innovation, Teaching strategies.
1. Introducción
La Educación Económica y Financiera se centra en la utilización eficiente de los recursos económicos, abarcando el manejo del dinero tanto a nivel personal, familiar, como nacional. Esta competencia implica la capacidad de un individuo para administrar sus recursos de manera óptima, orientándolos de forma adecuada y responsable. Su propósito es fomentar en las personas una actitud de responsabilidad en el gasto, promoviendo una mayor libertad financiera y evitando el endeudamiento innecesario, que puede acarrear problemas sociales significativos. La incapacidad de generar los recursos necesarios puede limitar a un individuo, generando ansiedad o bienestar según su situación (Fuenzalida y Ruiz, 2009). Además, la falta de ingresos suficientes provoca estrés o angustia financiera, aunque la intensidad de estos sentimientos varía entre personas con niveles similares de ingresos y obligaciones (Pereira et al., 2023).
Según la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), la educación financiera es el proceso por el cual “los consumidores/inversionistas financieros mejoran su comprensión de los productos financieros, los conceptos y los riesgos, y desarrollan las habilidades y confianza para ser más conscientes, tomar decisiones, obtener ayuda y ejercer cualquier acción eficaz para mejorar su bienestar económico” (OCDE, 2013).
A pesar que la definición es clara, la educación financiera a nivel mundial enfrenta varias problemáticas significativas que afectan su implementación y eficacia. En primer lugar, existe una falta generalizada de programas de educación financiera formalizados en los sistemas educativos de muchos países. Situación que repercute directamente en las poblaciones con bajos niveles de alfabetización financiera, lo que limita su capacidad para tomar decisiones económicas informadas. De igual forma, la carencia de conocimientos financieros básicos lleva a comportamientos perjudiciales, como el endeudamiento excesivo y la falta de ahorro para el futuro.
De acuerdo con la OCDE (2023), solo el 34% de los adultos a nivel mundial alcanza promedio de 70 puntos en temas de alfabetización financiera, con un ligero aumento en los países que hacen parte de tal organización, logrando el 39% de aciertos. Mientras tanto, la tendencia en los países participantes del estudio “OECD/INFE 2023 international survey of adult financial literacy” es de 60 de 100 puntos; mientras que los países miembros de la OCDE ascienden a 63.
Así mismo, existen discrepancias considerables en términos de conocimientos financieros en lo relacionado con la comprensión de conceptos básicos como la inflación y el interés compuesto; ya que, pese a que el 84% de los adultos logra una concepción de lo que la primera significa, tan solo el 42% tendría posibilidad de tomar decisiones de ahorro e inversión al interpretar correctamente el interés compuesto y el buen uso de los productos de ahorro. Mientras tanto, tan solo el 26% realiza comparaciones entre los productos financieros y sus proveedores para tomar una decisión acertada y solo el 24% busca asesoría al momento de tomar un producto.
Bajo esa perspectiva, la el contexto latinoamericano no se aleja de esta realidad, mostrando patrones similares y desafíos pronunciados con base en las desigualdades educativas y económicas de la región. Esto se ve reflejado en que las puntuaciones de alfabetización financiera de los países de la región, suelen estar por debajo del promedio global; como es el caso de Brasil y México, los cuales se caracterizan por que solo el 30% de las personas en edad adulta alcanza el puntaje mínimo de educación financiera.
Así mismo, de 48mil estudiantes de los países de la OCDE, tan solo el 12% obtuvieron un excelente desempeño en el componente financiero de las pruebas PISA para el año 205; de los cuales los peores resultados los obtuvieron Chile (432), Perú (403) y Brasil (393). Sin embargo, también existen ciertas prácticas de exclusión financiera que condicionan la posibilidad de toda la población de acceder a productos financieros; ya que como expone la OCDE (2023), el 49% de los adultos de la región posee productos crediticios y menos del 40% cuentas de inversión o ahorro.
De acuerdo con la Comisión Intersectorial para la Educación Económica y Financiera (CIEFF, 2017), el puntaje promedio obtenido por los estudiantes de secundaria colombianos en las Pruebas PISA en las principales ciudades se mantuvo en 372 puntos; a diferencia de ciudades como Manizales (417), Medellín (414), Bogotá (397) y Cali (389), lo que dejó en evidencia que más del 50% de los alumnos del país no posee las competencias suficientes para tomar decisiones financieras.
A pesar de los esfuerzos por integrar la educación financiera en el currículo escolar, su implementación aún es insuficiente y desigual. Muchas instituciones educativas carecen de programas sólidos en esta materia y los docentes a menudo no están debidamente capacitados para impartir estos conocimientos. Además, la rápida adopción de tecnologías financieras, como las billeteras digitales y las plataformas de pagos móviles, presenta un reto adicional. Por ende, la población debe adaptarse rápidamente a estos cambios, y la educación financiera tradicional puede no estar equipada para abordar estos nuevos desarrollos, lo que puede llevar a un uso indebido y a riesgos financieros adicionales.
El objetivo del presente artículo consiste en revisar los enfoques pedagógicos que fundamentan la gamificación para el proceso de enseñanza- aprendizaje de la educación financiera a nivel secundario; se busca identificar cuáles son sus principios teóricos, metodológicos y en qué contextos educativos pueden aplicarse. La justificación de dicha revisión reside en la creciente necesidad de establecer estrategias que ayuden a incrementar las competencias financieras en el alumnado desde el aprendizaje significativo, superando la memorización de conceptos y favoreciendo, de esta manera, una toma de decisiones en situaciones concretas.
2. Metodología
El artículo ha sido elaborado bajo un enfoque de tipo cualitativo, en el marco de investigación documental, basado en la revisión sistemática de la literatura científica de la gamificación y las relaciones que presenta con la educación financiera en la educación básica secundaria. Para tal fin, se llevó a cabo una búsqueda exhaustiva de estudios publicados en bases de datos indexadas como Scopus, Web of Science, SciELO y Google Scholar; de este modo, se consideraron artículos, libros y documentos institucionales relevantes en el periodo entre 2010 a 2024.
El proceso metodológico fue llevado a cabo en relación con tres fases. En primer lugar, se tuvieron criterios de inclusión y exclusión para analizar todo documento considerado; así, se seleccionaron las investigaciones que han tratado el vínculo entre la gamificación y la educación financiera en el ámbito educativo, al tiempo que se excluyeron aquellos estudios que no presentaban evidencia empírica o que solo se referían a la investigación en el ámbito empresarial o de entretenimiento; obteniendo un total de 40 estudios seleccionados de la siguiente forma.
Tabla 1. Clasificación de estudios según fuente
Fuente | Cantidad |
Google Scholar | 23 |
Repositorios institucionales | 11 |
Scopus | 5 |
Scielo | 1 |
En segundo lugar, el análisis y la sistematización de la información perdida, se codificó la información analizada dentro de una estructura de categorías temáticas que proveyeron de un punto de vista para identificar tendencias, enfoques, metodológicos y resultados en la implementación de estrategias gamificadas en el ámbito de educación financiera, convirtiendo la técnica de análisis de contenido en una interpretación profunda y rigurosa y comparativa de las fuentes seleccionadas. Por último, en tercer lugar, se llevó a cabo la síntesis de los hallazgos, esto es, la identificación de patrones recurrentes y vacíos en la literatura.
3. Resultados
Fundamentos teórico conceptuales de la educación financiera y gamificación
La educación financiera debería ser entendida como un proceso elemental que provee a las personas de las habilidades, actitudes o conocimientos que necesitan tener para administrar sus propios recursos económicos de forma responsable e informada, contribuyendo así a la mejora de su calidad de vida y bienestar socioeconómicos. En esta dirección, la OCDE (2013) hace hincapié en la necesidad de usar y entender, de manera efectiva, las bases de la educación financiera en la vida cotidiana, incluso exponiendo aspectos clave en la educación financiera como pueden ser la inversión, el ahorro, la planificación financiera y el endeudamiento.
En esta misma línea, para Lusardi y Mitchell (2014) la educación financiera ofrece la oportunidad de planificar las finanzas personales con eficacia y gestionar los riesgos y tomar decisiones sobre información pertinente que impactan de lleno en la situación económica. En la misma dirección, Huston (2010) explica que la alfabetización financiera atraviesa los confines de la idea del conocimiento que posee una persona para, incorporando las capacidades prácticas que contribuyen a las personas para adaptarse a situaciones económicas complicadas y cambiantes como las que vivimos.
En esta misma línea, la significatividad que posee la educación financiera se encuentra en la capacidad que dicha educación financiera proporciona a las personas para hacer frente a las circunstancias adversas o a los retos financieros de presente o de futuro, e incluso de manera exitosa. De ahí entonces que, para Atkinson y Messy (2012), una educación financiera permite incrementar el ahorro, reducir el sobreendeudamiento y dar pie a un círculo de estabilidad económica.
Simultáneamente, Lusardi y Tufano (2014) manifiestan una visión similar, insistiendo que el conocimiento de los conceptos financieros elementales es una materia prima que proporciona una mayor protección para las personas frente a las trampas financieras, promueve el uso de importe y un uso estratégico de los recursos con los que se cuenta. Del mismo modo, Remund (2010) atiende a la cuestión del concepto educativo de las finanzas, cuando comenta que resulta de vital importancia, dotar de la misma a lo largo del proceso educativo, empezando por la primera infancia, siendo, a la vez un primer determinante en la elaboración de hábitos saludables que conducen a la autonomía financiera y la sostenibilidad de las decisiones financieras de las personas.
Siguiendo esta idea, Kiyosaki (2017) define la construcción de la inteligencia financiera como la capacidad de aprovechar y poder decidir con infinidad de situaciones financieras en la vida diaria. La inteligencia financiera, para este autor, se traduce en la capacidad para poder crear ingresos, gestionar gastos, invertir de forma inteligente y proteger los activos financieros. Kiyosaki destaca lo importante que resulta adquirir los conocimientos relacionados con educación financiera desde la temprana edad, así como aplicarlos de forma funcional para el proceso de toma de decisiones financieras.
Ahora bien, Gardner (2006), desde una perspectiva teórica más amplia en relación a las inteligencias múltiples, también se hace eco de la inteligencia financiera. Él sostiene que la inteligencia financiera es una de las muchas formas de inteligencia humana y la define como la capacidad para comprender los conceptos y principios fundamentales de la economía y las finanzas, así como para manejar eficientemente los recursos monetarios. Gardner propone que la inteligencia financiera se puede desarrollar y mejorar a través de la educación y la experiencia práctica.
Por su parte, Perry y Morris (2005) afirman que la inteligencia financiera se desarrolla con base en experiencias prácticas y también reflexivas que apremien a los usuarios aplicar conceptos financieros en situaciones de la vida real. Por lo que, los autores insisten en lo adecuado de unir el conocimiento teórico con ejercicios de práctica, como es el caso de la simulación financiera, a fin de mejorar la comprensión y las costumbres sanas. De la misma manera, Hilgert et al. (2003) subrayan que existe correlación entre una gran inteligencia financiera y cualquier hábito financiero adecuado, esto se relaciona principalmente con el ahorro y la inversión, lo cual es un legado financiero de seguridad a largo plazo.
Conforme con lo que se indica, se redefine la inteligencia financiera como un constructo dinámico que no solo incluye el dominio técnico de conceptos financieros y su financiación, sino también la capacidad de adaptarse a los cambios que se presentan en el ámbito financiero apoyándose en una variedad de estrategias innovadoras, tales como la gamificación. Así, se entiende que la inteligencia financiera se puede desarrollar desde etapas iniciales mediante experiencias prácticas que integren simulaciones económicas y retos interactivos dirigidos a poner en marcha las capacidades del pensamiento crítico y la creatividad.
Por su parte, Del Castillo et al., (2015), sostiene que los juegos proporcionan un entorno propicio para el aprendizaje, ya que involucran desafíos, recompensas y una estructura clara de objetivos. Los juegos pueden motivar a los estudiantes al ofrecerles un propósito claro y una retroalimentación inmediata, lo que les permite mantener altos niveles de compromiso y participación en el proceso de aprendizaje. Además, los juegos fomentan la resolución de problemas, la toma de decisiones y el pensamiento crítico, ya que los jugadores deben enfrentar desafíos y encontrar soluciones para avanzar en el juego.
Por su parte, Flores y Comejo (2022), destaca que los juegos tienen el potencial de generar emociones positivas y una sensación de logro en los jugadores. Estas experiencias emocionales pueden aumentar la motivación y el compromiso con el aprendizaje, lo que se traduce en una mayor adquisición de conocimientos y habilidades. Además, los juegos suelen fomentar la colaboración y la interacción social, permitiendo a los estudiantes trabajar en equipo, resolver problemas en conjunto y desarrollar habilidades de comunicación.
Integrar los principios y conceptos de la teoría del juego en la estrategia pedagógica de aprendizaje experiencial gamificado puede potenciar la experiencia educativa de los estudiantes. Al diseñar actividades de aprendizaje que incorporen elementos de juego, como desafíos, recompensas y estructuras claras de objetivos, se promueve la motivación intrínseca y el compromiso activo de los estudiantes. Asimismo, se fomenta el desarrollo de habilidades cognitivas y socioemocionales, al proporcionarles oportunidades para resolver problemas, tomar decisiones y colaborar con otros.
Brechas evidenciadas en la educación financiera
Durante el análisis de los antecedentes documentales relacionados con la temática de estudio, se pudo identificar una serie de estudios que demuestran las brechas y dificultades afrontadas por los estudiantes con respecto a su capacidad de decisión financiera y los fundamentos brindados en las instituciones desde las primeras instancias de formación.
Estudios como el realizado por Ardila y Medina (2019) en el municipio de San Juan Nepomuceno en el departamento de Bolívar, resaltan tal problemática al exponer que la brecha en temas de educación financiera en zonas rurales del país es significativa y ocasiona que los ciudadanos no conozcan los conceptos básicos y se vean expuestos a malas prácticas que reducen su oportunidad de obtener calidad de vida y reducir los índices de pobreza, especialmente en las regiones más vulnerables del país. En consonancia con ello, las familias tienden a recurrir a créditos bancarios con altas tasas de interés que afectan su capacidad de subsistir y se convierte en una cadena de endeudamiento, sumándose a la escasez de fuentes de empleo y factores productivos.
Otro aspecto no menos importante, lo constituye el endeudamiento excesivo y la falta de cultura del ahorro, que son también problemas comunes en Colombia. Muchas personas adquieren deudas sin una planificación adecuada, lo que lo lleva a situaciones de sobreendeudamiento, y la falta de hábitos de ahorro reduce la capacidad de las familias para enfrentar imprevistos y planificar a largo plazo. Aunque existen diversas iniciativas de educación financiera promovidas por el gobierno, el sector privado y organizaciones no gubernamentales, estas suelen ser fragmentadas y carecen de una estrategia coherente y coordinada, reduciendo su efectividad y su capacidad para generar un impacto sostenido.
En el documento elaborado por el Ministerio de Educación Nacional – MEN, el año 2012, se establece como finalidad de la Educación Económica y Financiera que los niños, las niñas, los adolescentes y los jóvenes, logren desarrollar los conocimientos, las habilidades y las actitudes necesarias para llevar a cabo una toma de decisiones fundamentadas y/o unas actuaciones responsables en los escenarios económicos y de financiamiento que aparecen en su realidad cotidiana. La Educación Económica y Financiera se propone, así mismo, fomentar una utilización y administración responsable de los recursos, además de la participación activa y solidaria en la búsqueda del bienestar individual y social.
De acuerdo con lo que describen Quintero et al. (2019) la inteligencia financiera es la capacidad para conocer, entender y asimilar lo relacionado con el manejo y adquisición de los recursos necesarios con capacidad, habilidad o experiencias las cuales se lograrán a partir de las experiencias vividas en la cotidianidad, exactamente igual que otros tipos de educación como la religiosa, la académica, la profesional, la cívica, lo social, cultural, moral, etc. Igualmente, los autores explican que la ausencia de capacidades y habilidades para conseguir dinero lo que hace es afectar el bienestar y la calidad de vida, tal y como aparece reflejado con el hecho de que las personas presentan problemas con las finanzas y no pueden llevar a cabo con las demandas financieras y con las metas personales y familiares, de tal forma que esto hace aumentar el estrés financiero y la infelicidad.
También es importante destacar que diversos estudios han evidenciado la conexión entre problemas de salud y endeudamiento. según la Universidad de Southampton y la Universidad de Kingston en Inglaterra, se descubrió que más del 25% de los participantes endeudados experimentaban problemas de salud mental. De manera similar, Sweet (2021) en la Universidad de Massachusetts, reveló que las deudas pueden contribuir al deterioro de la salud. Este análisis, evaluó cómo las deudas impactan la salud considerando factores como el estatus socioeconómico, el ingreso familiar y las condiciones de salud preexistentes.
Por lo que se expuso anteriormente, es posible apreciar que la relación entre estudios sobre el presente tema y el contexto de dificultades económicas son la principal fuente para que el sujeto desarrolle diferentes enfermedades asociadas como son el estrés, la ansiedad o la depresión. Para Mamani et al. (2023), el estrés financiero puede provocar síntomas severos de depresión y ansiedad objetivamente sin la influencia de la edad o de su estatus socioeconómico, debido a que la preocupación continuada provoca un estado de saturación mental caracterizado por pensamientos recurrentes de manera constante sobre cómo obtener dinero, cómo hacer frente a los pagos a cuya solución se acompaña con una baja del rendimiento y una disminución generalizada en el bienestar.
No debe sorprender, por lo tanto, que el estrés financiero esté muy íntimamente relacionado con el estrés financiero para el desarrollo de trastornos de sueño, úlceras, migrañas, problemas cardíacos, malos hábitos y bajo rendimiento cognitivo para anotar, para acabar de condensar otros problemas: culpa, sensación de ser una persona estancada, baja autoestima, ansiedad, depresión, insomnio, cambios en el carácter (Herrero, 2022). Otra de las perturbaciones psicológicas que nos encontramos en las deudas financieras se manifiestan a través de los distintos estados de declive de la autoestima en personas que han contraído deudas, así como en este sentimiento de inferioridad que puede llegar a aumentar progresivamente.
Según Sternberg (1987), el conocimiento es la herramienta fundamental para desarrollar capacidades y habilidad para generar ingresos y mejorar el bienestar financiero, fortaleciendo a la persona y sus relaciones con el entorno comercial, proyectando resultados a largo plazo a nivel personal y social. Generalmente, las problemáticas relacionadas con temas económicos en los hogares, se deben en principio a dos razones fundamentales que son, la falta de educación financiera notoria en el manejo inadecuado de los recursos en el grupo familiar y, con ello, la falta de inteligencia financiera que no permite que las personas busquen salidas diversas a la posibilidad de generación de ingresos que no sea a través de las actividades que siempre se han llevado a cabo por los miembros del núcleo familiar debiéndose en la generalidad al miedo que se tiene a fracasar o la resistencia misma al cambio y a la salida de la zona de confort.
Para Pérez y Ferrer (2015), la educación financiera en la cultura colombiana no logra consolidarse, el ahorro y la inversión no es tomado plenamente en cuenta en la cultura tradición, es vivir el día a día, sin tener en cuenta el futuro; el éxito requiere conocer ingresos y gastos al detalle para cumplir con los compromisos, de forma tal de no perjudicar la hoja de vida crediticia; la planeación permite a las personas y familias tomar decisiones ajustadas al contexto y la realidad. En adición, autores como Angulo (2014) o Domínguez (2013) consideran que la educación da lugar a la creación de inteligencia financiera que brindará a la persona y a las familias una forma de tener la cabeza alternando productos atractivos en que invertir, unas de alto, medio o bajo riesgo según el nivel de tolerancia.
Por lo tanto, el propósito de esta investigación es encontrar mejores formas de enseñar economía y finanzas, con el objetivo de abordar el problema mencionado anteriormente. El objetivo no es solo que los estudiantes aprendan y adquieran hábitos financieros saludables, sino también que los repliquen en sus hogares y así impactar a un mayor número de personas. Sin embargo, las instituciones educativas en muchos casos no cuentan con las herramientas, talento humano y metodologías pedagógicas adecuadas que permitan obtener resultados importantes incentivando la creación de conocimiento, experiencia y habilidad que le permita a los jóvenes, desde temprana edad, desarrollar su inteligencia financiera y evitar las consecuencias expuestas anteriormente.
Esto se ve reflejado en estudios como el realizado por Peñaranda (2023), quien analizó la formación financiera en estudiantes de grados 10 y 11 de educación básica secundaria en la ciudad de Ocaña, determinando que a nivel local no se están implementando adecuadamente los mecanismos y lineamientos impartidos por el MEN con respecto a los componentes pedagógicos y disciplinares de la educación financiera, suponiendo una barrera interna de las instituciones educativas a garantizar la comprensión oportuna de los conceptos financieros económicos en los estudiantes. Esta dinámica se traslada al contexto universitario, ya que como exponen Avendaño y Velasco (2021), pese a que se evidencia interés en los estudiantes por aprender, conocer y explorar temas relacionados con la educación financiera; existen deficiencias y confusiones en el uso de los mecanismos de crédito y ahorro, comprensión del interés de mora e intereses corrientes, entre otros tópicos específicos de usos o habilidades financieros.
Por otro lado, las decisiones políticas, influenciadas por la disponibilidad de recursos y las agendas curriculares predominantes, a menudo no favorecen la inclusión de este tema en los programas educativos principales. Además, los currículos escolares suelen ser rígidos y enfocados en contenidos específicos que se consideran esenciales para el desarrollo académico. La incorporación de la educación financiera requiere una revisión y adaptación de los programas de estudio, un proceso que puede resultar complejo y costoso. Los proyectos transversales, destinados a integrar diversas áreas del conocimiento, frecuentemente no abordan de manera significativa la educación financiera, lo que puede llevar a una enseñanza fragmentada o insuficiente de estos contenidos.
Tendencias investigativas sobre estrategias de gamificación de la educación financiera
En el contexto del sistema educativo en el que nos encontramos, la implementación de algo como la gamificación aporta mejoras en el compromiso y en el aprendizaje real de los alumnos (Egas et al., 2023). A partir de ese contexto, desarrollar una propuesta pedagógica basada en un aprendizaje experiencial que fomente la gamificación y la inteligencia financiera del alumnado de secundaria obedece a la necesidad de formar a los jóvenes para poder atender a los retos económicos que les llegan y, a partir de dicha gamificación, permitir que el alumno/a tenga un entorno de aprendizaje que sea dinámico y motivador, a la vez que le ayude a asimilar y a poner en práctica conceptos financieros, fomentando además el desarrollo de habilidades críticas como son las habilidades para la toma de decisiones, la gestión de recursos y el pensamiento estratégico.
El desarrollo de propuestas pedagógicas que estén relacionadas con la gamificación han demostrado ser un recurso útil para aprender la educación financiera en cualquier nivel educativo. La lúdica en los procesos de enseñanza ayuda a los estudiantes a entender conceptos financieros más complejos y eso, a su vez, los anima a esforzarse y comprometerse más con la tarea (Acosta et al., 2023).
En las conclusiones pedagógicas que se aproximan a una intersección entre la gamificación y la enseñanza de saber gestionar el dinero, las habilidades del manejo del dinero se configuran en prácticas apropiadas y pertinentes (Dillon y Sigcho, 2021). Así mismo, las propuestas metodológicas que desarrollan la educación financiera a partir de la ludificación propician una mejora en la motivación y en el rendimiento académico del alumnado. La integración de las variables e aspectos digitales interactivos potencian la adquisición de aprendizajes y contribuye a la posibilidad de la adquisición de competencias estratégicas basadas en la resolución de situaciones acordes con la economía personal (Callisaya, 2018).
El proceso de conversión del aprendizaje mediante la modalidad de juego, con simulaciones, junto con los escenarios en el mundo real convierten el desarrollo de los aprendizajes en un contexto educativo donde se potencia la capacidad de análisis junto con el desarrollo autónomo del alumnado en la gestión de los recursos económicos (De Brío et al., 2015). Desde la perspectiva cognitiva, la práctica del juego incorpora y produce una estructuración de los conocimientos financieros, en tanto y en la medida en que se da protagonismo a las dificultades progresivas con las que se empiezan a promover la resolución de problemas y la reflexión crítica (Dillon y Sigcho, 2021).
La utilización de estas estrategias para el aula del nivel educativo de secundaria facilita un acceso más cercano y atractivo a una formación más básica de la economía y debería motivar a los alumnos para que adquieran buenas prácticas desde sus primeros pasos. La integración de la ecuación del juego con los parámetros de la economía en un contexto académico deviene en un aprendizaje experiencial que favorece la apropiación de los contenidos de una forma mucho más atractiva y útil (Acosta et al., 2023).
En el ámbito de la formación para los docentes, la ludificación también tiene un papel importante dentro del proceso de formación, ya que su implementación conlleva superar las competencias digitales y metodológicas para diseñar experiencias de aprendizaje significativas. La disposición de los profesores para incorporar estos sistemas en la correcta aplicación de las estrategias didácticas en el contexto escolar (Dillon & Sigcho, 2021).
Generar capacitación en el uso de plataformas interactivas y herramientas tecnológicas permite mejorar los efectos de la educación financiera y de una educación más contextualizada y en consonancia con las exigencias del actual sistema educativo (De Brío et al., 2015). Igualmente, realizar educación financiera en etapas más tempranas permite generar referencias sólidas para la toma de decisiones económicas a lo largo de la vida (Callisaya, 2018). El aprendizaje de conocimientos progresivos del uso de recursos gamificados permite entender los principios financieros cada vez más esenciales y permite la cultura del ahorro, de esta forma, la gamificación se define como un medio útil para la educación financiera y poder conseguir ciudadanos más preparados para el manejo de la economía en diversas circunstancias (Acosta et al., 2023).
Lo observable en el trabajo de Torres y Beltrán (2021) quienes desarrollaron una estrategia didáctica basada en la gamificación para enseñar Contabilidad Financiera Internacional I en la Universitaria Agustiniana a partir de una estrategia metodológica mixto con planteamiento descriptivo que sirva para estudiar el impacto de la gamificación en la motivación y el compromiso de los estudiantes, las conclusiones del estudio indicaban que la estrategia facilitaba significados del aprendizaje, ayudaba a aprender y adquirir habilidades tanto blandas como técnicas permitiendo que el proceso educativo se convirtiera en algo más activo e interactivo, evidencias que suponen un uso privilegiado de la gamificación en la enseñanza contable, el aprendizaje activo en ella y otros testimonios de los esfuerzos por innovar el proceso educativo en esta materia.
Por su parte Quintero et al. (2019) realizaron un análisis del manejo de recursos económicos y educación financiera en estudiantes universitarios que trabajaban y generaban ingresos. Este estudio referido evidencia que, a pesar de que los estudiantes tienen cierto nivel de conocimiento financiero, carecen de claridad en términos tan importantes como el de la inversión o el de la planificación financiera, lo cual podría conllevar inseguridad y estrés financiero. Su conclusión es que la educación financiera es muy baja en los niveles formativos previos, lo cual hace evidente que es necesario incluir la educación en inteligencia financiera desde la etapa secundaria. Este resultado es una confirmación más de la necesidad de aplicar estrategias innovadoras como la gamificación en la enseñanza de competencias financieras en momentos tempranos, para evitar que la falta de formación financiera influya negativamente en la vida del adulto.
Asimismo, Ariza y Paredes (2017) implementaron un proyecto en la Universidad Autónoma de Bucaramanga para desarrollar un material didáctico on line para los estudiantes de educación media y educación superior. En su investigación abordan las estrategias pedagógicas utilizadas en los procesos de educación financiera a nivel mundial y eligen algunos de los temas considerados relevantes, tales como el uso del dinero, el ahorro, la inversión y el presupuesto. Los resultados dan importancia al conocimiento para la comprensión de los conceptos básicos del sistema financiero por los preadolescentes, ya que ello les proporciona información para poder decidir con mayor grado de conocimiento frente a la problemática de asumir el riesgo que asoma en el momento de adoptar decisiones económicas.
Mientras tanto, Atuesta (2017), a partir de su estudio "La educación financiera en preadolescentes y el analfabetismo financiero en Colombia", intenta averiguar el impacto de la introducción de la educación financiera en el contexto de la preadolescencia en la disminución del analfabetismo financiero. Utiliza un enfoque cualitativo de estudio a través de una revisión del estado del arte, y comprueba que existe una deficiencia en la comprensión de los conceptos básicos de educación financiera y la falta de programas formales en Colombia. Los resultados obtenidos subrayan la necesidad de adoptar nuevas estrategias didácticas en la enseñanza de las finanzas, que busquen promover la potenciación de las habilidades y valores que permitan a la persona gestionar su economía.
Además, el estudio de Gallego et al. (2018) sobre "La importancia de los recursos financieros personales y la relación con la inteligencia financiera" hace una descripción teórica de la capitalización de los recursos económicos en relación con la inteligencia financiera. En un estudio documental a partir del análisis de un total de 118 documentos, se delimitaron cinco categorías determinantes: diagnóstico en educación financiera, competencias de decisión, capacidad de generación de ingresos, percepción de inseguridad y estrés financiero.
Las conclusiones apuntan a determinar que la mayoría de las personas asocian sus recursos financieros al salario, sin tener presente estrategias de inversión o de ahorro. Se llegó a la conclusión de que una adecuada administración de los excedentes en los recursos financieros generará ingresos adicionales, manifestando la importancia de fortalecer la educación financiera como herramienta en la gestión económica personal y familiar.
Por su parte, el estudio desarrollado por Pacheco (2017), titulado "Implementación de unidades didácticas para el desarrollo de competencias en educación económica y financiera en los alumnos de octavo grado de la institución educativa Colegio Agustina Ferro de Ocaña Norte de Santander, basado en el aprendizaje significativo", que tuvo por objetivo implementar unidades didácticas para mejorar la educación económica y financiera de los alumnos de octavo grado de la asignatura de educación personal y para la vida del Colegio Agustina Ferro de Ocaña Norte de Santander, aplicando el enfoque del Aprendizaje Significativo de David Ausubel. Para ello, se llevaron a cabo actividades en torno a la resolución de problemas, la motivación y la lúdica, con la participación de los alumnos. Pese al bajo conocimiento inicial de las nociones sobre educación financiera, el equilibrado anterior de las nociones permitió llevar a término adecuadamente el proceso de la enseñanza y la importancia de asentar las bases antes de avanzar en su contenido.
En la misma idea, Sanmartín y Duarte (2019) ejecutaron una indagación que gira en torno de la educación y cultura financiera en los estratos sociales 1 y 2 de Ocaña. A partir de un enfoque cuantitativo basado en encuestas, se registró que la población encuestada tiene una educación financiera muy escasa que se traduce en una debilidad en la toma de decisiones económicas. A partir del enriquecimiento que brinda la escasa cultura de ahorro y patrones de comportamiento no adecuados, se sostiene que repercute en el avance financiero de la comunidad, y se recomendaciones de preparación educativo desde la infancia para una mejor administración de los recursos económicos.
En otro caso, Guerrero et al. (2018) impulsaron unos procedimientos de investigación en la población de Pamplona, en este sentido el yo del conocimiento sobre finanzas personales en estudiantes de educación básica; a partir de un enfoque descriptivo se encuentran con que, si bien los jóvenes tienen dinero en su vida cotidiana, no tienen educación formal sobre conceptos básicos de las finanzas personales. Con ello, el informe resalta que es necesario desarrollar habilidades de educación financiera a nivel básico para obtener habilidades de toma de decisiones económicas.
Por su parte, Capacho y Sánchez (2020) introducen una estrategia didáctica que implementan sobre educación financiera en niñas de la educación básica de 5° en el Colegio Provincial San José de Pamplona, para ello recurren a un enfoque de acción-participación/hacer juntos, y a partir de encuestas y cuestionarios abren la posibilidad de aportar una docencia estructurada para la enseñanza aprendizaje de la educación financiera. La educación financiera en la etapa temprana de escolaridad es primordial para el cumplimiento de los hábitos financieros alimentados por la inclusión de la técnica de la gamificación en el aprendizaje interactivo.
Finalmente, de acuerdo con Rangel (2017), dentro del contexto de la Institución Educativa Colegio Reyes Araque de la localidad de Cáchira, la educación económica y financiera se desarrolla mediante la propuesta de un diseño curricular para la educación financiera. Dicho estudio, de carácter cualitativo y con un encuadre de investigación-acción, expone que el plan de estudios de educación básica secundaria no contempla temas financieros, lo que repercute negativamente en la formación económica de los estudiantes y en sus proyectos de vida. La educación financiera en el currículo institucional servirá para el cumplimiento de las competencias ciudadanas y en la toma de decisiones económicas. Tales referentes son una base idónea para la innovación de estrategias pedagógicas para la educación de la inteligencia financiera en jóvenes del ciclo de la educación básica secundaria. Las deficiencias en el tema de la formación financiera desde la educación básica y la necesidad de presentar metodologías activas e interactivas resaltan la pertinencia del presente estudio. La gamificación resulta ser una solución efectiva que permitirá cerrar las brechas existentes al tiempo que alimenta la educación financiera en el medio local que resulta ser el contexto en el que se ubica la investigación.
Dentro del contexto de la educación secundaria, el acoplamiento de la educación financiera dentro de las prácticas educativas ha servido como catalizador para la implementación de la gamificación y las metodologías activas. En esa medida, autores como Jiménez et al. (2022), y Fernández y Monsalve (2023) evidencian con su experiencia que una página web o una cartilla digital con orientación lúdica pueden ser recursos transversales en el apalancamiento de las competencias financieras que poseen los estudiantes de grado noveno.
Por medio de escenarios por simulados y actividades interactivas quedan en el camino conceptos como ahorro, consumo y planificación adquieran valor, logrando que la clase adolescente comprenda el sentido de algunos de los conceptos económicos a partir de los contenidos trabajar y la realidad de la vida cotidiana. La gamificación, en este caso, no responde a un simple aspecto ornamental que se añade al proceso de enseñanza, sino más bien como una parte aliada constitutiva del mismo, siendo de su capacidad motivadora del aprendizaje y del pensamiento crítico desde el contexto escolar ya mencionado (Fernández y Monsalve, 2023).
De la misma manera, Izaguirre y Medina (2023) plantean una propuesta metodológica construida desde la lógica del juego y el aprendizaje de las habilidades financieras desde las etapas más tempranas de la educación, no desconectándola y proyectándola hacia el ámbito de la educación secundaria. En su propuesta, los elementos gamificados como pueden ser las decisiones en un contexto ficticio, la obtención de recompensas simbólicas, la narración de historias económicas se pone en relación con el desarrollo de las competencias de gestionar el dinero o de realizar la planificación financiera. Este tipo de propuesta sostiene que la gamificación no sólo proporciona motivación, sino que facilita la comprensión abstracta de los conceptos financieros convirtiendo una idea abstracta en una serie de experiencias concretas. Se manifiesta también la idea de que la gamificación debe estar estrechamente aliñada con los intereses de los estudiantes adolescentes, es decir, que requieren de la dificultad progresiva y una serie de factorías para que sean generados aprendizajes significativos.
En la misma línea, Jiménez et al. (2025) refuerzan la idea de la integración de la educación financiera y la gamificación dentro de programas realizados para contextos escolares. Un repaso crítico de la revisión demuestra que muchas estrategias fracasan en este punto porque se desvinculan los elementos lúdicos del sentido formativo. En esta línea, los autores consideran que la gamificación ha de ser dotado en el marco de una arquitectura pedagógica que permite que pueda ser incorporar la gamificación en la medida en que sus niveles corresponden a los objetivos financieros.
Por su parte, Duque (2024) presenta un modelo que desde un diseño de lo gamificado se atreva a asociarlo con el contenido de educación financiera en educación media. Este modelo se aleja de la orientación únicamente en términos de resultados académicos, sino que va más allá al establecer una orientación hacia lo comportamental, puesto que se busca que el alumnado tome decisiones responsables en escenarios simulados, que desarrolle hábitos de ahorro o reflexione sobre el endeudamiento.
El modelo, a diferencia de otros modelos donde lo lúdico es un aspecto central, hace una defensa del diseño de juegos educativos que integren elementos más estructurados como misiones, tablas de puntos o roles de cooperatividad que hablen directamente con los objetivos de aprendizaje establecidos para la educación financiera. Todo esto gracias a una planificación cuidadosa que da lugar a que el juego no sea interpretado solamente como una mera diversión, sino también como un recurso efectivo y significativo en el aprendizaje (Duque, 2024).
De acuerdo con estas experiencias, Cortés González (2022) presenta la propuesta pedagógica basada en el M-Learning y la gamificación que es capaz de introducir los principios de educación financiera en el aula móvil en un contexto rural y urbano vulnerable, donde la gamificación permite superar factores que están relacionados con la desmotivación o un bajo aprovechamiento escolar al convertir el celular en un instrumento de aprendizaje financiero. Con retos interactivos, toma de decisiones, clasificación de gastos o simuladores de ahorro, el alumnado de grado octavo se enfrenta a situaciones en la vida cotidiana desde una mirada crítica. De este modo, el enfoque de la gamificación hace un posible aprendizaje de contenidos, pero también hace posible desarrollar la autonomía, resiliencia o autogestión financiera, valores que son importantes para la formación ciudadana y financiera de los adolescentes.
En este sentido, García Martínez (2021) propone una idea insólita y muy atractiva cuando define el uso de una serie de televisión y la necesidad de su utilización como recursos gamificados en la enseñanza de los principios de la economía familiar, presentando el concepto de "Simpsonomics" como técnica que combina la narrativa de la televisión con las dinámicas del juego, de tal manera que los estudiantes pueden llegar a detectar, explorar, comprender y resolver situaciones financieras de la vida real que han sido representadas en la ficción. Esta perspectiva relaciona la natural atracción del público adolescente con la necesidad de conseguir una alfabetización financiera y, en consecuencia, se establece una identificación pedagógica de gran profundidad.
Desde la misma óptica, Elizabeth et al. (2025) presentan una propuesta fundamentada en la matemática financiera que, de igual forma, tiende a mezclar las dinámicas de juego para lograr el aprendizaje de lo abstracto en la educación secundaria. La propuesta metodológica de Elizabeth et al. (2025) consiste en desarrollar actividades secuenciales con la característica de ser a la vez gamificadas, haciendo hincapié en el cálculo de intereses, la evaluación de créditos y de presupuestos personales, interconectando de forma contundente la lógica matemática con el proceso de la toma de decisiones económicas del día a día, pilares que pueden conducir a la formación de la competencia financiera de los jóvenes.
Mientras tanto, Gea (2024) plantea un proyecto de tipo gamificación centrado en la constitución de hábitos de ahorro y la toma de decisiones financieras en estudiantes de 4° de ESO mostrando que la progresión del juego puede funcionar como un recurso de aprendizaje. Mediante el uso de misiones económicas, reglas explícitas y la retroalimentación continua es posible hacer reflexionar críticamente a los jóvenes en cuanto a su relación con el dinero y las decisiones que toman.
A su vez, Vargas et al. (2021) quienes elaboran un recurso educativo digital (RED) desde la gamificación para el aprendizaje de las matemáticas financieras. Los autores utilizan tableros de seguimiento de la progresión, insignias y sistemas de logros para aumentar el interés de los estudiantes de 8°grado en la resolución de situaciones financieras reales. Ambos estudios demuestran que la mecánica del juego, ubicada en funciones históricas, cuando esta se asocia a contenidos propios de las finanzas y se adapta a las características del nivel educativo, se convierte en una herramienta que puede propiciar aprendizajes significativos, además de reflexiones profundas y ser transferida a la vida diaria.
4. Discusiones
El examen de las propuestas teóricas de los enfoques pedagógicos aplicados a la educación financiera determina que han de ejecutarse nuevas y eficaces propuestas pedagógicas que aseguren el aprendizaje y el dominio por parte del alumnado de secundaria de los conceptos económicos. En esta línea, el último término de la gamificación como propuesta y como práctica educativa ha ido adquiriendo un cierto protagonismo y es considerado el adecuado por dos razones: la primera, por estar recogida y tener un efecto en la motivación y la atracción del alumnado al tiempo que se comprueba que tiene que ver con la posibilidad de afianzar el aprendizaje significativo en la toma de decisiones en educación financiera.
Sin embargo, la aplicación de esta práctica dentro del curriculum educativo queda limitada por los muchos factores que las limitan, la falta de formación del profesorado en esta práctica, la falta de recursos tecnológicos, la falta de un soporte normativo que asegure su implementación institucional. El análisis del alumnado pone de manifiesto que los países que tienen programas de educación financiera más avanzados han desarrollado propuestas bien definidas que tienen la gamificación como herramienta de trabajo para desarrollar competencias económicas y financieras y donde el alumnado ha ido respondiendo con mejoras en su planificación financiera, ahorro e inversión; estos programas permiten traducir el aprendizaje en un aumento de seguridad y bienestar a largo plazo.
En contraste, en América Latina y en particular en Colombia, esta carencia o brecha estructural a la que me refería pasa a ser no sólo ejecutoria sino que además impide el hecho de que puedan evolucionar propuestas de la educación financiera; la falta de programas de educación financiera desde edades tempranas limita no sólo el desarrollo de habilidades económicas sino que produce vulnerabilidad en el poder de decisión sobre la opción correspondiente a la planificación de vida, ahorro o inversión que afectará a las condiciones de vida de la ciudadanía.
Por lo tanto, es importante retomar el modelo educativo para volver a establecer la gamificación como una alternativa para ampliar los aprendizajes sobre la inteligencia financiera. Y esto es fundamental hacerlo desde el mismo momento en que se dirige hacia la educación básica secundaria y de las estrategias de formación docente, del diseño de los materiales didácticos en el ámbito del uso de plataformas digitales para una enseñanza más accesible y efectiva.
En este sentido, las políticas públicas educativas, deben impulsar el uso de programas de educación financiera desde una óptica experiencial y participativa para que los alumnos cuenten con las herramientas necesarias que les permitan desenvolverse en un entorno económico cada vez más complejo.
Por último, la gamificación puede ser una alternativa interesante para reestructurar y actualizar la enseñanza de la educación financiera en Colombia, lo que debería conllevar también el desarrollo de competencias económicas, pero también una cultura de planificación y responsabilidad financieras desde edades muy pequeñas. Por eso, hay que coordinar esfuerzos entre los agentes educativos públicos y privados, que permitan presentar estrategias novedosas que logren romper el monopolio y asegurar la educación financiera para las próximas generaciones.
5. Conclusiones
El estudio llevado a cabo en la literatura revisada ha dado la razón al argumento de que la educación financiera sigue siendo un hecho no sólo por los escasos planos donde figura en los currículos oficiales, sino que ese hecho también se refuerza por la escasez de metodologías didácticas que permitan su aprendizaje y su uso en el día a día. En este sentido, la gamificación ha dado a entender que es una estrategia que ofrece buenas posibilidades pedagógicas mediante la transformación de la educación de conceptos financieros en experiencias dinámicas donde los estudiantes tienen la posibilidad de participar de forma activa y, al mismo tiempo, adquirir habilidades prácticas vinculadas a la gestión del dinero.
A pesar de su potencialidad, la adaptación de la gamificación a la educación financiera se enfrenta a muchos problemas importantes a nivel estructural. La inexistencia de programas de formación docente para el uso de metodologías gamificadas, la inexistencia de medios tecnológicos en el sistema educativo y la ausencia de un marco curricular que acepte la gamificación, son algunos de los problemas que hacen muy difícil su aplicación. Los resultados nos indican que la resolución de estas circunstancias exige un cambio en la forma en que se plantean las políticas educativas que den prioridad a la formación de los docentes y al acceso a materiales tecnológicos de una forma equitativa.
Desde la óptica de la investigación, será necesario realizar estudios longitudinales capaces de medir efectivamente el irrumpir de la gamificación como estrategia de enseñanza y de adquirir competencias financieras analizando de igual forma su funcionamiento en diversas culturas educativas e instituciones. La relación entre las universidades, el gobierno y las instituciones financieras es fundamental para desarrollar programas de educación financiera sostenibles e introducir estrategias de educación financiera adecuadas en los contextos sociales contemporáneos. La enseñanza de la educación financiera debe ir más allá de la enseñanza transmitida en la actualidad y ser reorientada en favor de la solución de nuevas estrategias que no sólo deben tener como propósito la captura de la coherencia de contenidos, sino que tienen que buscar la autonomía y la responsabilidad de los individuos a la hora de tomar decisiones económicas.
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